El senador Jorge Pizarro será uno de los oradores principales de la jornada de debate que el lunes reunirá, en el ex Congreso, a los senadores y diputados con la mesa directiva de la DC, en la que se analizará a fondo el tercer lugar obtenido por Claudio Orrego en la primaria presidencial de la oposición. Si bien el parlamentario por Coquimbo cree que no es el momento de pedir renuncias o buscar responsables, comparte el análisis de un sector del partido: el discurso valórico que promovió el ex alcalde jugó en contra de las aspiraciones democratacristianas. Para Pizarro, hay que revisar el discurso, fortalecer la hoy "débil" estructura partidaria y poner "toda la disposición" para el triunfo de Michelle Bachelet en noviembre.
Por unanimidad, la DC calificó como una derrota el tercer lugar de Claudio Orrego en la primaria de la oposición. ¿Cree que, además de derrota, lo del domingo califica también como fracaso?
Fue una derrota muy dura, dolorosa, tanto para la candidatura de Claudio como para el partido. Y somos todos responsables.
Algunos dirigentes han insistido en la renuncia de Ignacio Walker. ¿Es pertinente que el presidente de la DC deje su cargo?
Lo importante es que el partido se aboque a los desafíos que tenemos frente al país. El primero de ellos es consolidar la candidatura única de la oposición en la figura de Michelle Bachelet. El segundo objetivo de la DC es aportar a la configuración de una propuesta programática que sea audaz, que recoja los cambios que pide la ciudadanía, y realista, de ser capaces de cumplir con una propuesta de gobierno y evitar la decepción o el descrédito. El tercer objetivo, junto con la oposición, es presentar una lista parlamentaria única, competitiva, que refleje la diversidad y donde todos se sientan representados.
¿Pero usted comparte la petición de renuncia de Walker?
Todos tenemos responsabilidades y cada uno las asume según el rol que le tocó jugar. Eso lo verá la DC más adelante en sus instancias. Es un error pretender que hoy el partido quede descabezado y no tenga conducción política. Tuvimos una buena reunión de parlamentarios y la mesa y acordamos actuar de manera unitaria, después veremos temas de contenidos, responsabilidades de la campaña, la mala percepción de la ciudadanía de nuestro mensaje y la debilidad de la estructura partidaria.
¿Cree que hay una responsabilidad mayor en la conducción política de la colectividad por la derrota del domingo?
No quiero calificar o descalificar a nadie, esta fue una situación difícil, no nos podemos hacer los lesos y tratar de demostrar que la cosa no está mal o que la DC está bien, cuando no es así. No quiero contribuir a generar un daño mayor.
Desde el equipo de Orrego apuntan a la disidencia, y en especial a usted, Aldo Cornejo y Gabriel Silber, como ejemplos de poco compromiso en la campaña. ¿Se siente aludido?
No, porque no es cierto, cada cual tiene que asumir sus errores y los incluyo a todos, desde el candidato, pasando por quienes tuvieron una responsabilidad directa en la campaña, la dirigencia y los parlamentarios. No voy a entrar en el jueguito de la descalificación o de echarle la culpa al otro, porque esa forma de hacer política es la que tiene bastante mal al partido.
Si bien Bachelet obtuvo una mayoría abrumadora en todo el país, en la Región de Coquimbo, que usted representa, Orrego alcanzó sólo un 5,5%.
Eso se explica como se explica el resultado en todo el país: Bachelet es muy potente y en la región es aún más potente. Allí tenemos una mayoría concertacionista que ha sido clara y categórica en las elecciones. No es novedad lo que pasó acá.
Entre los análisis de la derrota, uno de los diagnósticos que más se repite es el "conservadurismo" que adquirió el discurso de Orrego. ¿A su juicio, aquello fue un factor?
Comparto ese diagnóstico.
¿Ese discurso debió ser parte de una discusión más profunda?
Creo que el discurso de Claudio Orrego no era el discurso de la DC y por eso no tuvo apoyo ciudadano. Eso justamente pasó porque no es el discurso de la DC. Pero eso lo veremos internamente, con calma y serenidad.
El presidente PPD, Jaime Quintana, semanas antes de la primaria, afirmó que si Orrego salía tercero, la DC no tendría espacio para presiones en el programa de Bachelet. Con el resultado del domingo, ¿en qué pie queda la colectividad?
Lo que nace de esa expresión mayoritaria de la candidatura de Bachelet es el compromiso de todas las fuerzas políticas de construir una nueva mayoría que le dé gobernabilidad a Chile. Hemos dicho que no es conveniente descalificar o rechazar a nadie, porque cuando uno tiene que construir una nueva mayoría uno tiene que sumar. Espero que los dichos del senador Quintana no se repitan.
¿El tercer lugar le da otro pie de negociación a la DC en la candidatura única de la oposición?
No tiene nada que ver. La participación que se tenga o no en el comando de Bachelet depende de la ex presidenta y ella ha expresado que incluirá en un rol protagónico a quienes no participaron en un inicio de su campaña y me parece bien, porque va en la línea de construir una nueva mayoría. Nosotros tenemos que estar dispuestos a lo que Bachelet nos pida.
La ex presidenta ha pedido explorar la posibilidad de doblajes. En esa línea, el PS pidió a Insulza postular en Coquimbo. ¿Cuál es su compañero de fórmula predilecto para alcanzar el objetivo planteado por la candidata?
Los presidentes de partidos deben llegar rápido a un acuerdo. Hay distritos en los cuales si se arman buenas duplas se puede doblar. En la región vamos a trabajar por lograr el doblaje, es difícil, pero haremos lo posible. En la región hay una postulación de dos buenos diputados y creo que hay una diputada (Adriana Muñoz, PPD) que tiene todos los méritos y la raigambre para construir un doblaje.
¿Siente que el despliegue de la opción de Insulza en Coquimbo llegaría demasiado tarde?
Esa es una decisión de los compañeros socialistas. José Miguel ha sido paseado por varias regiones y nadie sabe si va a ser candidato o no, entiendo que es una aspiración del PS. Si queremos doblar, la lista de la oposición tiene que reflejar la diversidad y no puede pretender que una o dos fuerzas concentren todas las candidaturas.