Tras extensas grabaciones en Miami, Jorge Zabaleta, Tiago Correa, María Elena Swett y el resto del reparto que viene de México, Colombia y Chile, se reúne en la Viña Cousiño Macul, donde desde el lunes se encuentran filmando parte de la teleserie Dueños del paraíso; coproducción internacional entre TVN y Telemundo, creada por Pablo Illanes, sobre el tráfico de cocaína en la ciudad estadounidense de los años 80.
El contexto histórico explica los vistosos atuendos. Zabaleta (44), como Conrado San Miguel, usa una camisa con el cuello abierto, lentes oscuros, y tiene una actitud hosca, opuesta a su desplante relajado fuera de escena. "Esta ha sido mi gran oportunidad, de esas que uno tiene sólo una vez en la vida" dice en conversación con La Tercera.
¿Cómo ha sido esta primera incursión en una producción internacional?
Desde todo punto de vista ha sido súper positivo. He tenido una oportunidad única de trabajar con actores de primer nivel como Adriana Barraza, nominada al Oscar por Babel, o Kate del Castillo, una tremenda actriz en México. Es trabajar en la ventana al mundo latino, con una vitrina tremenda donde vamos a llegar a mucha gente, es un mercado gigantesco.
¿Cómo es la visión que existe afuera del trabajo actoral chileno, cada vez más internacionalizado?
Hay mucha gente trabajando afuera, pero siento que aún hay harto que avanzar para Chile en ese sentido. Tenemos que prepararnos un montón porque los estándares de afuera son mucho más altos. Si yo quisiera tomarme realmente en serio el tema de la internacionalización, tendría que hacer mucho más. Tendría que hablar un inglés perfecto, tendría que estar mejor físicamente, y trabajar mejor el tema del acento. No he notado una diferencia abismal en calidad actoral, pero sí en preparación. En Chile se exportan mucho los guiones, pero no los actores, y tenemos calidad de sobra para eso. Yo creo que a eso hay que apuntar.
Respecto a su personaje ¿Cómo evoluciona a medida que avanza la historia?
Mi personaje era un traficante de poca monta, sin importancia dentro de su mercado, con pocas expectativas. Entonces se va metiendo con la cocaína en una época donde nadie conocía realmente sus efectos. A todo el mundo le gustaba y la consumía, pero nadie había visto cómo quedaba un cocainómano diez años después. Entonces se vendía mucho y a los traficantes les entró una cantidad absurda de plata. Él se empieza a meter en este mundo que es muy bravo, y termina hasta el cuello con la situación. Va perdiendo su inocencia. Deja de ser el tipo que era.
¿Qué reflexión hace respecto al mal momento de las teleseries nacionales, como Caleta del Sol de su canal?
Lo que pasa es que es muy difícil interpretar qué es lo que la gente quiere ver. Si a mí me hubieran venido antes con que una teleserie como Las mil y una noches iba a ser exitosa, yo decía "jamás", menos con ese ritmo tan lento. Pero sin embargo ha sido un fenómeno. Entonces nadie tiene la fórmula, porque estas sorpresas son cosas que pasan. Y por eso hay que replantearse las técnicas. En Chile existe el mito de que todo tiene que ser muy rápido y que cada capítulo debe ser una carrera, y estamos viendo que eso no funciona. El público está cambiando y está prefiriendo otras formas de narración. Nos falta sintonizarnos con lo que la gente quiere, y obviamente nosotros en TVN como canal público tenemos una misión especial en eso, y hay nivel de sobra para lograrlo.
¿Cree que este mal momento para el canal coincide con su salida de pantalla, tras el final de la teleserie El amor lo manejo yo?
La verdad no creo que pase por eso. Sigo creyendo que lo fundamental son las historias, y hay algunas que enganchan y otras que no. Hoy un tema funciona, y al año siguiente ya no, entonces es importante que la gente que las hace, que las piensa y que las crea esté pendiente y muy atenta a lo que está pasando con la audiencia. La teleserie no tiene por qué ser El amor lo manejo yo para que le vaya bien. Podemos hablar de la educación, de la religión, de la política, pero de manera entretenida. Creo que se puede reflejar la realidad del país en una producción, y ese es otro desafío que tenemos como canal público.
¿Cuáles son sus planes para 2015?
Ahora con Dueños del paraíso termino mi contrato con TVN, sigo ligado al canal pero no tengo que realizar producciones, porque ya hice dos este año. Lo fundamental es que el próximo año me dedicaré a mis cosas, estaré alejado de la televisión. Lancé hace pocos días mi radio por internet, que se llama Radio Z (www.radioz.cl) que ha andado súper bien. Escuchando a mis hijos que están todo el día conectados a Internet, me he dado cuenta que las radios online son una realidad cada vez más potente. La lanzamos el 13 de noviembre y recibimos muy buenas visitas, cerca de diez mil diarias. Programo la música que a mí me gusta y estoy feliz con eso. También quiero escribir y luego ensayar la segunda temporada de la obra Divorciados; queremos enfocarla esta vez más en el espectáculo que en lo teatral, con luces, con humo, con todo. Quiero tener tiempo para mis cosas.