Le interesaba la taxidermia. En 2009 y 2010, el académico UC y doctor en Literatura, Sebastián Schoennenbeck (1975), se sumergió en los cuadernos del Premio Nacional de Literatura de 1990, José Donoso, hoy en las universidades de Iowa y Princeton, en Estados Unidos. El hallazgo apareció primero al reverso de una de sus libretas. Luego en varios otros, escrito a mano, casi ilegible: había enumerado los pasos para el embalsamamiento de animales. Supo entonces que otro de los gustos más sombríos del autor de Casa de campo (1978) había estado empolvándose allí por años.

"Revisé su obra acaso figuraba en algún pasaje, pero no encontré nada al respecto", dice el académico, quien acaba de lanzar José Donoso. Paisajes, rutas y fugas, una investigación que reúne ensayos y artículos suyos sobre la relación entre su obra y lo pictórico -comparada a ratos con Las meninas de Velásquez-, además de la referencia anglosajona en sus letras, con autores como Henry Miller y Virginia Wolff. "La taxidermia es una imagen muy explicativa de Donoso, pues en su obra las subjetividades están en jaque, como voces fantasmales. El animal embalsamado no es sino un cuerpo muerto que simula estar vivo, muy propio en su obra".

En su investigación, Schoennenbeck incorporó otra clase de detalles que develan quién era José Donoso: un hombre al que le gustaba hacer bocetos de ropa de mujer entre sus anotaciones personales, vestir a su esposa antes de salir a un evento y que, por encima de todo, se sentía incómodo en su época. "Siempre tuvo un lugar periférico dentro del boom. En Historia personal del boom (1972) él mismo lo señala", afirma.

A casi 20 años de su muerte, en 1996, la figura de José Donoso ha despertado un particular interés por su biografía. En 2009, cuando su hija adoptiva Pilar lanzó Correr el tupido velo, una suerte de memorias que dialogan con el universo más oscuro del hombre al que llamó padre, el autor volvió a salir a flote. Se supo entonces de su silenciada homosexualidad, de su áspero trato hacia ella, de los fantasmas que lo atormentaban. Hoy, su propia vida parece haber desplazado el legado literario que, años antes, lo convirtió en uno de los novelistas más leídos en Chile y otros rincones hispanohablantes.

Desde entonces, la relectura de sus obras reposa en sus antiguos lectores, y sujeta a los análisis académicos. Fue algo que también le ocurrió en los descuentos de su vida: sus últimas novelas, La desesperanza (1986), Taratuta y Naturaleza muerta con cachimba (1990), y Donde van a morir los elefantes (1995) no tuvieron la repercusión de las anteriores. "Pienso que sus lectores más fieles son de otra época, tienen sobre 50 años. Los pocos jóvenes que preguntan por él están más interesados por el personaje tras el escritor más que en su obra", dice Sergio Parra, de la librería Metales Pesados.

La periodista Cecilia García Huidobro, decana de la Facultad de Comunicación y Letras de la Universidad Diego Portales, la casa de estudios que compró los derechos de sus diarios que van desde el 50, cuando estudiaba en Princeton, hasta la publicación de Este domingo y El lugar sin límites, en 1966, lleva años escarbando en ese material en bruto. A fines de este año entregará la edición que saldrá bajo el sello UDP. "Sus diarios son un complemento para comprender su obra y adentrarse en su complejidad, y reflejan el desgarro de un hombre por convertirse en escritor. Me atrevo a postular que pueden ser una obra en sí, una donde José Donoso es el protagonista en forma más desembozada. Esa es mi apuesta como editora", dice la académica, aludiendo además a un punto clave: quizás ya no son sus obras las que despierten curiosidad, sino lo que se puede encontrar sobre él en ellas.

Las ventas de sus libros lo prueban. "Comparado con otros autores del Boom, como García Márquez, Cortázar y Vargas Llosa, Donoso vende lento y poco. Se llevan uno o dos ejemplares de Coronación o El lugar sin límites, pues los piden para leer en colegios. Los lectores han cambiado sus intereses, y quizá ese país confrontado por clases que él planteó ya no es lo que buscan", agrega Parra. Desde grandes librerías hispanoamericanas, como Distal y El Ateneo, de Argentina, y Abacus, en España, donde sus novelas llegaron gracias a maniobras editoriales, revelan que "se encuentran descatalogadas" o "no disponibles a la venta".

Andrea Viu, editora de Alfaguara, la editorial que posee los derechos de publicación y reedición de sus obras, cuenta que su última novela, Lagartija sin cola, editada y publicada póstumamente en 2007, "no causó gran revuelo, a pesar de lo inédita. Correr el tupido velo vendió mucho más". García Huidobro opina, sin embargo, que la mejor vara para medir su vigencia no son las ventas ni la cantidad de lectores, sino su constante reedición y el interés por otras disciplinas: "¿Qué otro escritor de la generación del 50 ha sido llevado al cine y con frecuencia se hacen adaptaciones teatrales de su obra? (con Coronación, de Silvio Caiozzi en 2000, y otra versión teatral remontada el año pasado, a cargo de Alejandro Castillo). Esa capacidad de provocar a otros lenguajes artísticos es otra forma de medir la vitalidad de un autor". Shoennenbeck concuerda: "Su obra ha envejecido lo suficientemente digna como para provocar interés de otras disciplinas. Sin embargo, está más cerca de generaciones anteriores, más del lado académico".

Natalia García, coordinadora del Plan Nacional de Fomento de la Lectura, aclara que sus adaptaciones sirven como "material de apoyo para leer sus obras en colegios". Y es que Donoso "es parte de las lecturas sugeridas para Enseñanza Media desde 1994", dice Constanza Mekis, jefa de las Bibliotecas CRA del Mineduc hace 20 años, que hoy cubren a 10.700 escuelas del país. "También se le incluye en antologías de cuentos, con El güero y El charleston, para que esta voz canónica permanezca cerca. Pero la última palabra siempre la tienen los profesores en las aulas", afirma.

Desde Bibliometro, uno de los puntos de préstamo de mayor tráfico, con 20 módulos en Santiago, revelan que Donoso no está entre los diez autores más pedidos, sino mucho más abajo. En 2014, El lugar sin límites registró 283 préstamos. Le siguieron El obsceno pájaro de la noche (279) y Coronación (160). Entonces, ¿cuál es hoy el alcance de sus letras? Daniela Schutte, de Memoria chilena, donde se pueden descargar obras íntegras de autores chilenos, cuenta que la familia Donoso se negó a ceder los derechos. "Era una gran oportunidad para democratizar su obra, pero no fue así. Eso puede haber jugado en su contra", dice.