José Luis Daza: "El Presidente no ha podido impulsar grandes reformas para el crecimiento"
Economista cree que en su primer tercio el gobierno ha privilegiado medidas de corte populista y se define crítico sobre el cambio de gabinete: "Desde el retorno a la democracia (Piñera) parece ser el Presidente con menos respeto por la tecnocracia". Daza expondrá el jueves en el seminario anual de Moneda Asset.
La crisis de Europa ha mantenido trabajando a full al economista chileno radicado en Nueva York José Luis Daza, quien maneja el hedge fund QFR Capital Management, donde, además, cuenta con la colaboración de Ricardo Caballero, director del Departamento de Economía del MIT.
La inquietud que despierta el Viejo Continente, sin embargo -donde cree que lo peor aún está por venir (ver recuadro)-, no lo aleja de su mirada sobre Chile, la que también denota preocupación. Si bien todavía espera que haya un cambio de rumbo y dice confiar en la capacidad del Presidente Piñera para reaccionar, por ahora las señales que ve en el manejo económico son más bien negativas. Cree que se han privilegiado medidas como el aumento de impuesto a las empresas, el 7% de los jubilados y la extensión del posnatal, versus las grandes transformaciones que requiere el país para crecer más. Tampoco sintoniza con la composición más política con que quedó el gabinete tras el cambio de esta semana: "Independiente de las cualidades personales de quien dirija un ministerio, los incentivos de un político con ambiciones electorales son muy diferentes a los incentivos de un tecnócrata", advierte.
Transcurrido un tercio del período presidencial de Sebastián Piñera, ¿cómo ve la marcha del país?
El gobierno ha hecho algunas cosas bien, otras mal. En términos generales, el Presidente ha liderado un esfuerzo por mejorar la gestión del Estado, pero no ha podido impulsar un proyecto transformador, de grandes reformas que permitan generar un salto sostenido en crecimiento. Pero Piñera es muy inteligente, flexible, tiene capacidad de reaccionar y afortunadamente todavía tiene dos tercios de su gobierno por delante.
¿Qué cosas ha hecho bien?
Hay un cambio importante en el enfoque de gestión del sector público con miras a generar mayor eficiencia. La Corfo, por ejemplo, parece estar haciendo cosas interesantes; en Codelco también parece que se están haciendo cosas importantes.
¿Qué se ha hecho mal?
Creo que el Presidente Piñera ha deteriorado el marco de economía política de largo plazo del país. Desde el retorno de la democracia, parece ser el Presidente con menos respeto por la tecnocracia. Chile se convirtió en el país emergente más exitoso del mundo occidental, en gran medida porque la economía fue liderada por tecnócratas de excelencia. Todos los presidentes, de Aylwin a Bachelet, se apoyaron en y respetaron a tecnócratas de excelencia. Incluso, Pinochet, un militar, demostraba respetar más a los tecnócratas que dirigían la economía.
Piñera sabe mucho de economía, pero se embarcó en un conjunto de medidas de corte populista que parecían perseguir objetivos políticos. En algunos casos, parece haber ignorado a sus ministros del área económica, pero gravemente les quitó el piso político a los técnicos más serios de la Concertación. No solamente estoy en desacuerdo con algunas de las medidas, sino que creo que se le ha hecho un daño a la gente más seria de la Concertación y esto traerá consecuencias.
¿A qué medidas se refiere?
Aumento de impuestos a las empresas, siete por ciento de los jubilados, proyecto posnatal. Creo que los fundamentos técnicos de estos proyectos son cuestionables y tampoco le trajeron los beneficios políticos que buscaba.
CAMBIO DE GABINETE
En ese contexto, ¿cómo evalúa el reciente cambio de gabinete?
Uno de los méritos de la Concertación fue que tanto Hacienda como Economía siempre fueron liderados por técnicos de primer nivel. Independiente de las cualidades personales de quien dirija un ministerio, los incentivos de un político con ambiciones electorales son muy diferentes a los incentivos de un tecnócrata. En contraste con gran parte de América Latina y muchos de los países hoy en problemas, en las últimas dos décadas en Chile, Economía y Hacienda no fueron manejados por políticos con ambiciones electorales.
Usted alabó el gabinete inicial calificándolo como el de mayor excelencia en décadas. Ahora, en cambio, el perfil se cargó hacia lo político…
Todo buen político con ambiciones presidenciales busca maximizar su popularidad; muchas de las buenas políticas públicas son impopulares; muchas de las reformas necesarias son impopulares.
¿Qué piensa de la salida de Juan Andrés Fontaine de Economía? ¿Le pudo haber faltado manejo político y comunicacional?
No comparto en absoluto esa apreciación. Juan Andrés diseñó uno de los programas de reformas micro más importantes de Chile en los últimos años. Necesariamente, ese programa implica enfrentar a grupos de interés que se benefician del statu quo. Para ejecutarlo se necesita el apoyo irrestricto del Presidente y del gabinete político. Si frente a la primera presión de grupos de interés se le retira el apoyo político y modifica la agenda, obviamente no se ejecutará. Hasta donde sé, Fontaine nunca quiso modificar el programa frente a la presión externa. Es una lástima, por no decir otra cosa, desperdiciar un talento como Fontaine.
¿Cómo cree que lo hará Pablo Longueira en ese puesto?
No lo conozco personalmente, pero la gente que lo conoce unánimemente destaca su integridad, inteligencia, su fuerza. Tiene una gran oportunidad de mostrar que el Presidente no se equivocó, que utilizará su talento y personalidad para sacar adelante un programa muy bien diseñado, pero que requiere enfrentarse a grupos de interés.
¿Será un complemento para Felipe Larraín en el manejo del equipo económico o pueden chocar por el perfil más político de Longueira?
Ojalá sea un buen complemento. Felipe Larraín es un ministro de Hacienda de lujo. Sería muy positivo que Longueira use su talento político para complementar y potenciar a Larraín. Le hará muy bien a Chile si este gobierno presta más atención a las recomendaciones de sus excelentes técnicos y les entrega más apoyo político.
CRECIMIENTO
¿Siente que este gobierno ha puesto de verdad el pie en el acelerador para recuperar las bases de un mayor crecimiento?
Me parece que todavía no, pero todavía le queda tiempo. Como dije, el Presidente es talentoso, ambicioso, y no creo que se conforme en hacer un gobierno mediocre.
Hace un año usted dijo echar de menos un programa modernizador del sector público, del mercado laboral y del sector educacional más agresivo. ¿Se mejoró?
En un comienzo, el discurso del Presidente puso énfasis en recuperar el crecimiento de la economía, en eficiencia, crecimiento de productividad. Sin embargo, no parece haber sido su prioridad inicial. La persona que estaba liderando el esfuerzo en materia de mejorar la eficiencia acaba de salir del gobierno. Hasta ahora no veo una reforma comprensiva del sistema de educación primaria, la fuente de nuestras falencias en capital humano, ni tampoco del mercado laboral.
El tema del lucro me parece absolutamente secundario, coyuntural. Hay un problema de legitimidad serio si no se cumple con el espíritu de la ley, pero eso se superará. Los problemas de fondo de la educación son mucho más profundos; tienen que ver con una estructura de incentivos nociva que lleva a una mala preparación de profesores, mala motivación de estudiantes.
Los líderes políticos exitosos definen prioridades claras y proponen una agenda consistente con ellas. Si no lideran, si no proponen, diferentes grupos de interés son los que capturan la agenda pública, son los que proponen y los gobiernos deben reaccionar a los eventos en vez de causarlos.
Me parece que a este gobierno le ha faltado definir unas pocas prioridades que constituirán su legado; le ha faltado enfocarse en dos o tres grandes reformas y utilizar el capital político en ellas. Una vez más, creo que todavía hay tiempo. En todo ciclo presidencial hay períodos de popularidad y otros de caída; el Presidente va a reconstruir su capital político y ojalá lo utilice para implementar cambios coherentes con las expectativas que generó al ingresar al gobierno.
La productividad en Chile venía cayendo. ¿Lo realizado por el gobierno hasta ahora cambia esa tendencia?
La productividad tiene un elemento cíclico importante. Obviamente, estamos en un momento cíclico muy positivo, pero sin reformas del mercado laboral, del sistema educativo, de la estructura fundamental del aparato público, la tendencia no tiene por qué cambiar.
Hay analistas que ven la expansión del PIB en 4% en 2012. ¿Hay peligro de que nos volvamos a estancar en un bajo crecimiento?
Claro que hay un riesgo; es más, sin reformas no vamos a poder capitalizar las grandes oportunidades que nos entrega la coyuntura internacional, no podremos utilizar todos nuestros recursos; en el largo plazo podemos estancarnos a tasas aún más bajas que el 4%.
El gobierno ha cedido en varias materias, aumentando los beneficios hasta la clase media. ¿Se puede perder el sentido de focalización del gasto fiscal?
Sí, hay un peligro. En Chile el gasto creció fuertemente en respuesta a la crisis del 2008; al igual que en Brasil y otros países, el estímulo fiscal no se ha retirado, lo que ha contribuido a un rápido crecimiento de la demanda agregada y empujado al Banco Central a subir tasas de interés más allá de lo óptimo para el país. El Banco Central se verá forzado a alinear la demanda agregada con la capacidad productiva del país y hará que la apreciación del peso sea inevitablemente la variable de ajuste.
Hoy la tasa se ubica en 5,25%. ¿Cuál es el nivel de equilibrio al que debiera terminar de retornarla el Banco Central?
Por un gran número de razones, creo que la tasa de interés de equilibrio en el mundo ha caído; también en Chile. El Fed mantendrá las tasas a nivel actual por varios años, lo que tiene consecuencias para la política monetaria de Chile. Si el Fisco no ayuda en tratar de moderar el gasto, el Central tendrá que subir tasas y el tipo de cambio se apreciará.
Mirando de aquí al 2012, ¿cuál es el mayor peligro económico que ve para Chile?
El mayor riesgo es confundir la buena coyuntura cíclica con una tendencia de mediano plazo.
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