La actriz Yanett Escobar se detiene en la entrada del Metro Elisa Correa, de la Línea 4, y encara a los transeúntes: "Ellos nos representan a nosotros y se burlan de nuestro día a día en pantalla grande. Usted, señora, no se parece en nada a la Tamara Acosta". Esta arenga es una escena de Mitómana y es casi su declaración de principios. José Luis Sepúlveda y Carolina Adriazola son sus directores, una dupla que se dio a conocer el 2007, con el estreno de El Pejesapo, una película considerada clave dentro del cine chileno del nuevo siglo, según varios rankings y críticos locales. Su crudo realismo, junto a una búsqueda declarada y crítica por un cine social sin efectismos, fueron los factores que más se le alabaron.

Fue un filme considerado marginal, que contó con pocas exhibiciones en salas, pero generó un boca a boca y circula libremente por internet. "Hay gente que cree en el trabajo, lo ve, lo siente y cree que es de verdad y lo difunde", dice Sepúlveda. "Además, creo que también va porque nosotros no tratamos a la gente de tonta, en cambio, el cine más dominante o el que quiere pasar como europeo, lo hace", afirma.

Exhibida por primera vez en el Festival de Cine de Valdivia 2009, Mitómana llega al fin a una sala de cine. Entre el 21 de agosto y el 3 de septiembre se exhibirá en Sala Cine Radical (Merced 580). Pero no será la misma versión de hace cuatro años: los directores realizaron una nueva edición en estas últimas semanas. "Nos preparamos para un montaje, pero después pensamos que podemos agregarle algo más. Estamos jugando todo el rato con eso", señala Sepúlveda.

La cinta es también una especie de juego entre la realidad y la ficción. Presenta a una actriz (Yannett Escobar) que va a probar sus personajes en la calle, pero luego decide dejar la película. Entonces asume su rol la actriz Paola Lattus. Ahí comienza un periplo donde ella se disfraza de enfermera y se infiltra en un consultorio, ayuda a gente de una población de escasos recursos, trata de entenderlos, pero es rechazada por ser ajena a ellos. Las escenas muchas veces son reales.

Para el director, esta es la manera de "trabajar una idea que emana desde adentro, con todas las complejidades, buscamos así tocar temas como el arribismo social, el asistencialismo".

Fundador del Festival de Cine Social y Antisocial, Sepúlveda es crítico de la producción local y dice que este filme también sería "una metáfora del cine chileno actual, donde hay una cierta reivindicación de lo social, pero desde una perspectiva del consumo, de no tocar en profundidad el tema".