El Presidente uruguayo, José Mujica, ha sido uno de los que mayor atención mediática ha recibido desde su llegada a Santiago. Su estilo informal y la legalización de la marihuana, proyecto impulsado por él y que se aprobó el año pasado, provocaron que muchos medios del mundo pusieran sus ojos en Uruguay. En esta entrevista con La Tercera habla de este tema y de la situación actual de Venezuela, entre otras cosas.
¿Hay una división marcada en Sudamérica entre gobernantes de derecha y de izquierda, entre Mercosur y Alianza del Pacífico?
Es obvio que hay diferencias, en el mundo entero existen diferencias, pero nunca hemos estado tan juntos en América Latina. Instituciones como Unasur significaron un grado de madurez, de llevar nuestras diferencias de tal manera que nos permita construir un "nosotros". Ese "nosotros" tiene contradicciones adentro, pero existe. Antes funcionábamos convocados desde el mundo rico. Ahora nos autoconvocamos. Eso ha sido un punto de madurez, de aprender que se pueden tener puntos comunes, a pesar de tener diferencias.
¿Pero no ve divisiones?
No, división no. Veo una lucha por el acercamiento que está lleno de dificultades, que viene del estado nacional, de nuestra historia, de nuestra cultura, pero nos estamos juntando. Nos estamos juntando porque el mundo de la globalización no es cuento y es feroz. No habrá piedad con los débiles. Y los débiles, para tener un poco de fuerza e incidir, no tienen más remedio que agrandarse, y para eso no tienen otro camino que juntarse. El mundo está entrando en otra etapa civilizatoria. Ahí está China, la Unión Europea.
¿Por dónde pasa la solución de la crisis de Venezuela?
Pasa, hasta donde puedo ver hoy, por el respeto esencial de la Constitución venezolana. No salirse de la Constitución. La oposición tiene los recursos como para poder revocar el gobierno y lograr una amplia mayoría, usar ese camino, encauzarse, y el gobierno tiene que cumplir con eso, hacer cumplir la Constitución. Cualquier otra salida nos traería más problemas que soluciones. ¿Por qué digo esto? Porque es el primer caso en la historia de América Latina de un Ejército de izquierda. Nunca habíamos visto esto. Y sé que ese Ejército, la Constitución la respeta, pero no va a respetar si se la llevan por delante.
¿Cómo ve el papel que ha jugado el secretario general de la OEA, José Miguel Insulza?
Creo que está bailando con la más fea: lo tironean de todos los lados. Hace lo que puede, no tiene maravillas para hacer tampoco. Es una situación difícil, porque se crispan las posiciones, y cuando eso pasa, no se sabe de límites.
¿El Mercosur ha sido un mal negocio para Uruguay, considerando las trabas, los roces?
No, fue buen negocio. Podría haber sido más. De todas maneras, el valor agregado que nosotros vendemos lo vendemos en el marco de la región. Y además, los países no se mudan. Los países que tenemos son demasiado grandes y determinantes. Con Argentina tenemos líos siempre. Pero la historia dice que cuando a Argentina le va bien, a nosotros nos va bien y cuando se va para abajo, a nosotros nos va mal. Lo tenemos claro. El Mercosur tiene problemas. Pero nosotros consideramos que el Mercosur necesita un acuerdo relativo con Europa, porque el principal cliente que apareció en la región es China y tuvimos que venderle, y aplaudimos e hicimos negocios, pero hay que compensar.
¿Cómo marcha la legalización de la venta de la marihuana?
No está marchando nada. Estamos montando el mecanismo. Es probable que por diciembre, enero empiece. Es complejo, porque es una regulación de mercado. Tratamos de aprovechar lo que tenemos. Se va a cultivar en un lugar, seguramente en un predio de la Fuerzas Armadas. Probablemente, habrá productores privados, pero bajo determinadas condiciones. Se va a trabajar con clones, para reproducir el mismo código genético, con lo que se identifica dónde está. Porque no queremos ser productores para exportar ni complicarles la vida a los vecinos. Todas esas cosas tienen su complicación. No vayan a creer que esto es la venta libre, que pondremos un comercio y el que viene de afuera... no, no, no. Regulación no significa ¡viva la pepa!