José Pedro Fuenzalida es un futbolista fuera de lo común. El volante llegó a las cadetes de Universidad Católica en 1996, mientras cursaba quinto básico en el Colegio Verbo Divino y se dedicaba al vóleibol.
Chapita siempre mostró talento con la pelota en los pies, pero no sabía si lo suyo sería el fútbol. "Al principio no lo veía como jugador profesional. El se divertía, lo veía como un hobby y cuando fue creciendo lo entendió como una profesión", relata Diego Rosende, ex compañero en las cadetes de la UC y amigo. A Fuenzalida le costó encontrar el camino en el fútbol. Luego de debutar en el primer equipo de la Católica, en 2004, comenzó a compatibilizar los entrenamientos con la carrera de Ingeniería Comercial en la Universidad de Los Andes. Lo que duraría muy poco. Tras unos pocos meses, decidió dedicarse a su pasión, el fútbol. Su ingreso a la universidad se dio porque todo su círculo se movía en ese ambiente y quería vivirlo.
"Los retiros han sido lo más difícil para él. No creo que vuelva a estudiar, por lo menos mientras siga en la actividad, no", confiesa María Jesús Herrera, esposa del jugador.
Pese a ponderar 827 puntos en la prueba de matemáticas, Chapita optó por el deporte. Decisión que puso en duda en 2007, cuando nuevamente intentó con la ingeniería, esta vez en la PUC, pero sólo estuvo seis meses.
"En la Católica les enseñaba matemáticas, a tocar guitarra, órgano e inglés", recuerda María Jesús. Fuera de la cancha también era un jugador atípico. "Nunca durmió una siesta cuando estábamos concentrados. Siempre estaba haciendo algo", añade Rosende.
Para Jorge Pellicer, primer técnico del volante, Fuenzalida es un dirigido ideal. "Es intelectualmente súper desarrollado, valóricamente muy bien puesto y deportivamente con grandes condiciones. No me extraña lo que está haciendo", dice.
Los cercanos al jugador destacan su humildad y personalidad. "Es mucho de juntarse con amigos del colegio, de juntarse en su casa con gente cercana, estar con sus dos hijos", señala Rosende. Esta tranquilidad también la lleva al trabajo. "Es introvertido, un poco tímido, no es desbordante, súper receptivo y muy alegre", complementa Pellicer.
Chapita estuvo a punto de estar presente en Sudáfrica 2010, pero Marcelo Bielsa lo dejó fuera de la nómina. Ahora va por su revancha. "Está feliz. Estuvo nervioso hasta que supo que iba y ahí se relajó. Está feliz que premien su trabajo", confiesa su esposa. Para Pellicer, su aporte va más allá de la cancha. "Sampaoli requiere de jugadores explosivos. Me alegro mucho que tenga su revancha. Yo lo hubiera elegido porque le hace muy bien al equipo", cierra.