Este martes podría decidirse el futuro del polémico presidente del banco JPMorgan, Jamie Dimon, a quien los accionistas quieren recortarle el poder en la asamblea que se celebrará en Tampa, Florida.
Lo habitual es que el encuentro con los accionistas sea una mera formalidad, pero no esta vez, en la que varios fondos de inversión quieren retirarle atribuciones al apodado "rey de Wall Street".
La atención se centra en el punto número seis de la orden del día: la separación de los cargos de presidente del consejo de administración y el de presidente ejecutivo de la institución. Dimon ocupa ambos puestos desde 2006, tanto el de dirigir la empresa como el de controlar su marcha.
Aunque la votación no es vinculante, sería una clara señal. Según el "Wall Street Journal", Dimon ya habría amenazado con renunciar en caso de que la mayoría de los accionistas vote en su contra. Sería el final de una carrera brillante.
Dimon lideró al JPMorgan sin un sólo trimestre con pérdidas durante la crisis financiera, absorbió a destacados rivales y convirtió al banco en el número uno de Wall Street. Hasta principios del año pasado, su poder era absoluto: contaba con el apoyo del gobierno porque su entidad fue una columna económica durante los tiempos difíciles.
Los accionistas lo querían por los beneficios y caía bien hasta a los medios, porque era la encarnación del banquero honesto y "quizás un tanto esnob, pero honrado y capaz".
Pero todo cambió el 10 de mayo de 2012, cuando Dimon tuvo que reconocer que sus traders le habían causado al banco pérdidas de US$6.000 millones con maniobras especulativas. Fueron despedidos varios altos cargos, pero Dimon se quedó.
Luego llegaron más acusaciones contra JPMorgan Chase: manipulación de la tasa interbancaria Libor, engaños en el mercado energético estadounidense, maltratos a los deudores atrasados y conocimiento del engaño millonario de Bernard Madoff -que estafó con un esquema piramidal miles de millones-. El banco de cabecera de Madoff era JPMorgan Chase.
No hay nada probado, pero sí varias investigaciones en marcha. En la asamblea general de 2012 algunos accionistas exigieron ya que Dimon dejara el puesto de presidente, pero no tuvieron mayoría.
Ahora, el fondo de pensiones de la ciudad de Nueva York, entre otros, ha puesto el tema de nuevo en el orden del día. El argumento es que solamente un consejo de administración independiente, con un presidente independiente, puede controlar la gestión del banco. Los "rebeldes" son apoyados por influyentes grupos de inversores como ISS y Glass Lewis.
En cambio, los que siguen del lado de Dimon esgrimen las ganancias netas de US$6.500 millonesen el primer trimestre, un nuevo récord. Ningún otro banco estadounidense es tan fuerte como JPMorgan con su negocio de clientes privados en todo el país y su banca de inversiones. Y también a nivel internacional el banco es importante. Mañana martes, Dimon sabrá de qué lado sopla el viento.