Juan Antonio Coloma celebra que su sector haya explorado sobre la inconstitucionalidad de la reforma tributaria. Dice que fue crucial para que el gobierno se allanara a un acuerdo y no descarta reconsiderarlo, si es que el espíritu del protocolo firmado sufre un revés en su trámite.

Se le acusó de exceso de protagonismo en la negociación de esta reforma. ¿Qué opina?

La más injusta de las críticas que se pueden hacer. Si hubiera querido protagonismo, habría habido muchas fotos, entrevistas y escenarios previos muy distintos al sigilo con el que trabajé.

¿Cuándo fue que el ministro Alberto Arenas le manifiesta que había espacio para un acuerdo?

A medida que pasan las exposiciones en la Comisión de Hacienda, se va generando una sensación de que algo importante había que hacer. Y ahí, muy al final, tratando con Arenas, se abre una opción de explorar algo diferente. El me dice que entiende que aquí hay una discusión amplia. Empieza a haber un cambio, en el sentido de que estos acuerdos podían no necesariamente ser de un lado, sino que sería deseable para la economía del país que esto fuera un poco más amplio. Yo informo a Ernesto Silva de que había alguna opción, una difícil, pero que había que conversar.

¿Por qué incluir a Pablo Longueira a esta negociación, siendo que él está fuera de la política?    

A mí me pareció bueno contar con su ayuda, pues había sido ministro de Economía y uno  de los temas que más nos importaba era  las pymes. Su aporte, quiero decirlo, fue valioso, eficiente.

¿Valioso por qué? ¿Qué aportó?      

Por ideas que fueron buenas, acogidas. En las pymes hay un montón de cosas en que él ayudó harto, como en la forma de buscar una alternativa a la renta atribuida. Yo les pregunté a más de 20 a 25 personas. Entonces, la pregunta es por qué no preguntarle a Pablo. Mucha gente que está fuera de la política colaboró.

En ese sentido, ¿por qué no hablar también con el ex presidente del sector, Sebastián Piñera?     

El ha señalado que no va a tener un rol activo en política en este período y lo que a nosotros nos corresponde como partidos es resolver los problemas entre nosotros. Por el lado nuestro, no sentí ninguna obligación de informarle que estábamos en acuerdo.

Las negociaciones se aceleraron justo cuando el presidente de su partido estaba fuera de Chile. ¿Por qué?

Esto es muy importante: había un programa de debates establecido desde junio, que culminaba el lunes 7 de julio. El martes, Arenas tenía que hablar, hacer la exposición final en la comisión, y en eso tenía que decir si se acogían o no inquietudes y al día siguiente se tenía que votar...

Usualmente, eso se reprograma si hay voluntad para un acuerdo. 

No, porque este era un compromiso que yo había asumido. Porque cuando generamos un espacio amplio de que mucha gente hablara, Lagos Weber me planteó en la comisión una cuestión que me pareció razonable, que era no extender indefinidamente este tema en términos de que en septiembre todavía esto sea dudoso. Me dijo: "Te acepto un amplio espacio -para incluir expositores-, pero con fechas que tú me ayudes a respetar". Y la fecha era que esto se despachara definitivamente ese martes 15 de julio en el Senado. Todos sabíamos la fecha. Antes de que se fuera Ernesto, hablé con él.

¿Para qué suscribir una reforma que luego se considera mala?

El acuerdo tiene dos virtudes. La primera es que el mal efecto económico de esta reforma quedó muy disminuido. Y la segunda es que, hasta hace 10 días, el clima del país era el de la retroexcavadora, es decir, pasar por arriba de todos, usando la lógica de las mayorías, sin importar lo que pensaba el resto. Hoy la pregunta es si este mismo ambiente se podrá llevar a cabo en otras reformas, como la de educación. Esta reforma puso freno a la retroexcavadora, dándole paso al entendimiento.

Usted y Longueira entran en el acuerdo, mientras Chadwick y Novoa son contrarios. ¿Cómo convive esa divergencia? 

No voy a entrar en la lógica de los coroneles. Creo que es una caricatura. No es una institución dentro de la UDI ni tiene una vigencia de ninguna naturaleza. Todos tienen una visión. No voy a entrar en la lógica de que esto tuviera una institucionalidad alternativa, porque no existe. Había una mayoría que consideraba importante llegar a un acuerdo y había otros que consideraban mejor oponerse.

Varios plantean que era mejor atar esta reforma a la de educación. ¿No pudo negociarlo?

Habría sido súper óptimo, pero hay cosas que se pueden hacer y otras no. Yo no tenía poder ni tampoco capacidad de adicionalmente involucrar la reforma educacional. Lo que sí creo es que este acuerdo le da a la UDI mucha más fuerza para poder pelear una muy distinta reforma educacional.

¿Era crítico del rol opositor "sin complejos" que se había planteado la directiva de Silva? La UDI terminó dando un giro en eso.     

Yo he dicho que hay que enfrentar una avalancha ideológica estatista muy importante que estaba instalándose y la forma de combatirla es tener capacidad de rechazar con mucha fuerza, pero también yendo al eje del asunto.

Tras el acuerdo, ¿se descarta llegar al Tribunal Constitucional?

Fue muy acertado explorar en ese sentido. Era la única arma que teníamos y creo que fue muy decisivo para que el gobierno se allanara a cambiar el corazón de su reforma... Porque, finalmente, el corazón de la reforma fue trasplantado. Se desactiva la llegada al TC por el acuerdo, pero obviamente que si este no se cumple, se tendrá que volver a lo mismo. Espero que no sea así.