En medio de un ambiente polarizado y de incidentes,
Juan Barros
asumió como obispo de Osorno. La
ceremonia -originalmente fijada para las 11.00- comenzó con retraso, ya que un grupo de personas intentó impedir el ingreso del sacerdote. La investidura se vio interrumpida en varias oportunidades por manifestantes que gritaban "fuera", una y otra vez.
Los cuestionamientos a Barros apuntan a sus vínculos con Fernando Karadima, quien recibió una condena canónica por abusos sexuales. Fueron los denunciantes del ex párroco de El Bosque los que iniciaron una fuerte ofensiva, en la que acusaron a Barros de haber encubierto los delitos de Karadima.
El ambiente al interior de la catedral San Mateo se volvió tan tenso que varias partes de la ceremonia fueron reducidas. Barros culminó liturgia y se retiró siendo escoltado por sacerdotes y acólitos. Globos blancos a favor y globos negros en contra marcaron la jornada.
Según estimaciones de carabineros más de 650 personas participaron de las manifestaciones en las afueras de la catedral, mientras que un número similar se encontraba al interior del recinto. Hubo tres detenidos.
Dentro de los manifestantes se encontraban los diputados Sergio Ojeda (DC) y Fidel Espinoza (PS), quienes calificaron como "un bochorno" la llegada de Barros. Familiares del recién asumido obispo defendieron su nombramiento, aseverando que es "un santo" y que quienes lo critican no lo conocen.
La ceremonia, además, estuvo marcada por la ausencia de las altas autoridades de la Iglesia, como monseñor Ricardo Ezzati, quien se excusó aduciendo problemas de agenda. Tampoco estuvo presente el intendente ni el gobernador, ni el alcalde de Osorno. La única autoridad política al interior de la catedral San Mateo fue el concejal UDI Víctor Bravo. "Soy consecuente con mi conciencia", sostuvo.
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