El 21 de octubre se cumplieron dos meses desde que Juan Emilio Cheyre renunciara a la presidencia del Servicio Electoral (Servel). Su salida se vio enmarcada por su encuentro en un programa de televisión con Ernesto Ledjerman, el niño que él entregó a un convento en 1974, luego de que sus padres murieran asesinados por una patrulla militar. Aunque evita referirse a su salida, sobre ese episodio afirma que "la presidencia del Servel es una tarea muy apasionante, pero que requiere mucho en tiempo electoral. Estoy muy contento de poder participar en el consejo, que está presidido por Patricio Santa María".
Mientras fue presidente del Servel, no dejó la dirección del Centro de Estudios Internacionales de la Universidad Católica, entidad que conformó tras su retiro como comandante en jefe del Ejército, en 2006. Desde su oficina en la Casa Central de la UC, analiza la contingencia internacional como el próximo fallo de La Haya frente a la demanda limítrofe de Perú y la ofensiva boliviana por su salida al mar.
Para los próximos meses se espera el fallo de La Haya por la demanda peruana. ¿Qué opción tiene Chile de que se mantengan los límites actuales?
Este es el momento de los jueces y, en ese sentido, no saco conclusiones ni de los tiempos ni de los escenarios posibles. Estamos viviendo la espera, con la confianza de haber hecho, por sucesivos gobiernos, una buena argumentación jurídica. Lo único que resta es esperar el fallo, el que tiene que acatarse.
Pero ¿qué opción real tiene Chile de mantener los límites actuales si en otras ocasiones el tribunal ha fallado de manera que ha sido calificada de salomónica, como en el caso de Colombia y Nicaragua?
Ningún fallo es vinculante. Las situaciones son distintas. He estudiado todos los fallos de la corte de La Haya, no sólo el de Colombia. Hay basamentos jurídicos, geográficos y un ejercicio de soberanía distintos, por lo tanto no hay vínculos.
Hasta ahora la discusión se ha centrado en qué decidirá el tribunal, pero no en qué ocurrirá después de esta decisión con las relaciones entre Chile y Perú. ¿Qué implicancias podría tener un fallo en un sentido u otro?
No hay que confundir el fallo con la ejecución del fallo. La ejecución tendrá su tiempo y sus procedimientos. Hay que pensar que el fallo, además de definir una delimitación marítima, va a abrir un espacio de futuro vínculo con el Perú, que hay que tener a la vista. Esto encierra algo más profundo, que es el tipo de integración y relación, no sólo económica, sino que de asociación, que habrá con el Perú.
¿Y cómo será la nueva relación que, a su juicio, habrá con Perú?
Podemos construir una relación de tipo plena, porque son dos países que tienen todo para hacerlo, no sólo en el ámbito comercial, sino que también de trabajo, de migrantes, de complementación en la minería y complementación energética. Esto, para mí, es tan importante como el fallo.
¿Hay factores que amenacen esta posible relación?
Hay dos hechos que hay que despejar. El primero es que Chile ha dado muestras de no ser agresivo. Pese a esto, la idea de que podemos actuar con fuerza subyace en el inconsciente de Perú. Y eso no es ni será así. Nuestro fantasma, que desgraciadamente tiene más asidero, es que ellos terminan un tema, se resuelve y comienzan con otro. Es una agenda de problemas que se vuelve a abrir. Los chilenos necesitamos una certeza de que este tema se cerrará.
EL CASO DE BOLIVIA
Bolivia está avanzando en un proceso legal en La Haya para obtener salida al mar por Chile, a lo que ha sumado la búsqueda de apoyos de otros presidentes de la región. ¿Considera que este país está radicalizando su demanda?
Creo que es muy lamentable el camino que ha seguido Bolivia. Nuestros tratados son muy concretos y la voluntad de Chile de una buena relación ha estado presente en diferentes administraciones y, por cierto, en el actual gobierno. La actitud del gobierno boliviano de radicalizar un tema donde su aspiración sin duda existe, pero en donde no pueden hacer ninguna exigencia, cada día es percibida más negativamente en Chile.
Usted plantea que esta radicalización ha sido percibida negativamente en Chile, pero ¿considera que puede ser estratégicamente correcta?
Creo que la estrategia que ha seguido Bolivia no es conducente a su objetivo, porque si este objetivo es resolver el tema de la mediterraneidad vía acuerdos o mejores posibilidades de integración; entonces escalar el conflicto, ser agresivos verbalmente, articular una demanda con débil o sin fundamento jurídico basado en el derecho internacional, y olvidarse de los tratados, no pareciera la fórmula más indicada para satisfacer su aspiración.
¿Considera que la ciudadanía chilena está dispuesta a dar salida al mar a Bolivia?
Todas las encuestas demuestran que es creciente el rechazo de Chile, ya no solamente a una solución a la aspiración boliviana de la salida al mar con soberanía. Eso no lo acepta nadie.
CONSEJO DE SEGURIDAD
Hace dos semanas Chile ingresó por quinta vez como miembro no permanente del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. ¿Cuál es la ventaja real de la incorporación a este grupo?
La demostración de que Chile es un país confiable, cuyos principios de política exterior, como la certeza jurídica, la inviolabilidad de los tratados, por ejemplo, son principios que no solamente propicia, sino que también practica. Hoy se reconoce que Chile tiene capacidad y voluntad de aportar basado en principios, pero también con pragmatismo y un realismo que lo lleva a percibir el signo de los tiempos en política exterior.
¿Qué ha consolidado esta confianza en el país a nivel internacional?
Dentro de los aspectos que se valoran de Chile, está que la transición ha sido una verdadera pavimentación de confianza internacional. Acá ha sido posible enfrentar los temas de derechos humanos, buscar la verdad, hacer justicia y dar reparación, independiente de los problemas pendientes y del camino por recorrer, con niveles que muy pocos países exhiben.
¿Existen riesgos para Chile por incorporarse a este consejo? ¿Es probable que el país se vea más expuesto, por ejemplo, a algún ataque de tipo terrorista?
Tengo una mirada positiva del ingreso de Chile como miembro no permanente del Consejo y, en ese sentido, no veo aspectos negativos. No concuerdo con que es peligroso ni con que pueda generar conflictos, porque son costos que se pueden enfrentar y porque puede que no se produzcan si se actúa bien. Hay que minimizarlos con una política y con un actuar coherentes.
¿Cuáles son las decisiones que hoy enfrenta el consejo al que Chile se sumará el próximo año?
La política exterior, no es la misma que cuando nace Naciones Unidas. Hoy, hay nuevas amenazas, por ejemplo, la nuclear, que es mucho más peligrosa, porque está difuminada. Los conflictos ahora no son entre países, sino que intraestatales, reflejados en lo que ha pasado en Oriente Medio o con el narcoterrorismo. Además, hay una geopolítica nuclear, es decir, cómo lo nuclear o el petróleo se utiliza con efectos geopolíticos y estratégicos. El consejo tiene grandes cambios por delante: revitalizar el carácter de las resoluciones para ir a prevenir, más que cuando la crisis se ha desatado.