Juan Sostheim (57) se demoró sólo tres años en construir uno de los proyectos autosustentables más novedosos del mundo. Y cinco minutos en darle un giro completo a su vida: en sus días como exitoso empresario en Europa, este chileno jamás imaginó venir a parar en medio del tupido bosque nuboso de Costa Rica. Pero hoy pareciera que este lugar y él, siempre han tenido un lazo fuerte e indisoluble. De otra forma, no se entiende cómo en tan corto plazo su Rancho Margot sea un verdadero proyecto verde: aquí no existen cables. Ni uno solo. Tampoco hay tuberías externas ni balones de gas. Pero todas sus lujosas cabañas y habitaciones cuentan con luz eléctrica y agua caliente.

DE LA INDUSTRIA A LA SELVA
Antes del año 2000, la vida de Juan Sostheim giraba en torno a las grandes urbes y el ajetreado mundo corporativo.

Nació en 1952, en el nido de una familia judío-alemana que llegó a Chile escapando de la II Guerra Mundial. En Santiago vivió "una niñez feliz" -como él comenta-, asistiendo al colegio Kent School en la comuna de Providencia, pero a los 12 años debió emigrar con su familia a EEUU por problemas económicos. Allí vivió toda su juventud, hasta graduarse como químico en la Universidad de Florida y obtener posteriormente, un MBA.

De inmediato obtuvo éxitos profesionales: apenas egresado de la universidad en los 70, logró convertirse en manager general de la entonces naciente cadena de comida rápida Burger King en Berlín, Alemania. Luego, recorrió casi todo Europa, ejerciendo su profesión de químico en un laboratorio de investigaciones agronómicas, donde vio las potencialidades del negocio y resolvió comprar su propia empresa de productos químicos en Holanda. En Europa también formó a su familia, teniendo allí a sus cuatro hijos.

De esta forma transcurrió su vida como exitoso empresario hasta  el cambio de milenio, cuando el trajín y las tensiones del día a día dedicado a los negocios terminaron por pasarle la cuenta. Sufrió un infarto y esta situación le hizo replantearse completamente su rumbo: "Tardé sólo cinco minutos en decidir que cambiaría mi vida por completo". Y así, sin más, se deshizo de su empresa.

Seis meses después, llegó hasta Costa Rica de vacaciones sólo con sus hijos, debido a que tiempo atrás se había divorciado de su mujer. Fue allí, rodeado del verdor de la Reserva Biológica de Monteverde, cuando decidió su futuro: se dedicaría a la conservación y reforestación del bosque nuboso costarricense.

"Apenas ví el lugar me enamoré y decidí quedarme", dice. Pero sus anhelos pudieron realizarse sólo 10 meses después, cuando compró el lugar. "La materialización del proyecto de Rancho Margot fue fácil y difícil a la vez. Fácil porque la gente  y el municipio de El Castillo (pequeña localidad donde se ubica el proyecto) de inmediato me abrieron las puertas y obtuve todos los permisos rápidamente. Difícil, porque la zona estaba muy aislada y escondida, entonces costó mucho avanzar en las obras", relata el chileno.

Pero de igual forma, luego de tres años, Rancho Margot ya había tomado forma. Un trabajo que realizó mayormente solo, ya que tres de sus hijos están radicados en el extranjero.

Desde entonces, este "rancho de vacaciones orgánico y autosuficiente" (como le gusta llamarlo) ha crecido hasta lograr el reconocimiento internacional. También quiere que su rancho sea accesible para todos, y es posible encontrar alojamientos desde US$ 35.

Pero Juan Sostheim no está comprometido sólo con el medioambiente: instaló buses gratis para que los niños de la comunidad de El Castillo puedan asistir a La Fortuna, localidad distante a 35 km, donde está el único colegio de estudios secundarios de la zona.

A diferencia de cualquier hombre dueño de un emprendimiento exitoso, el chileno lo que menos desea es exclusividad y anhela que otros copien  su iniciativa, sobre todo en su país. "Nada me daría más placer que en Chile se tome una posición ambientalista y me encantaría ver un desarrollo similar en mi país natal.  Esto se puede realizar en el desierto o en el sur del país sin ningún inconveniente", dice sobre su proyecto.

"Aquí se produce toda la energía por medio de turbinas de agua, el gas para cocinar se genera por biodigestores y el agua caliente se obtiene en gran parte con hornos de compost. Los turistas quedan emocionados, porque podemos usar todos los excrementos del ganado en forma productiva y sin causar olores o moscas", comenta Sostheim.

La autosustentabilidad de Rancho Margot es tal que también produce sus propios alimentos. La cantidad de insumos traídos desde afuera es mínima y Sostheim busca que cada vez sea menor. Por eso varios medios internacionales han cubierto su iniciativa, destacándola como ejemplo por su mínimo impacto.

La innovación

La principal novedad del proyecto del chileno es su autosustentabilidad. Su parque ecoturístico no sólo produce electricidad y calefacción con recursos renovables, sino que también tiene su propia producción de lácteos, carnes y hortalizas. Uno de los atractivos para los turistas que aquí llegan es participar en estas labores.