El escritor mexicano Juan Villoro pidió hoy a los medios de comunicación repensar la cobertura que dan del narcotráfico en su país, al denunciar que las mafias criminales están imponiendo "la cultura del miedo" porque sus mensajes golpean al ciudadano por partida doble gracias a la prensa.

"Yo creo que habría que discutir mucho la forma en que se está informando de la violencia", afirmó Villoro en la capital mexicana, donde esta semana presenta la reedición en México de la crónica de viajes Palmeras de la brisa rápida y la novela corta Llamadas de Amsterdam, ambas de la editorial Almadía.

El articulista del diario mexicano Reforma y del español El Periódico de Cataluña dijo tener la impresión de que "en ocasiones el crimen organizado golpea dos veces, primero en la realidad y luego en la representación de la realidad", lo que le permite dominar "el discurso del miedo".

Recordó, además, que "muchos de los asesinatos que se cometen son asesinatos de autor en el sentido de que tienen una firma especial dependiendo de qué cártel (de drogas) se trate".

"A veces la exposición indiscriminada a todo esto puede llevar o a la banalización del mal o a la paranoia absoluta y pensar que no hay otras cosas más que el terror", advirtió.

Este último fenómeno lo sufrió en su propia piel recientemente cuando un hombre le increpó en plena calle por el mero hecho de mirar su automóvil. También permite que delitos como la extorsión telefónica prosperen, puesto que la gente cree posible la falsa amenaza de secuestro que usan sus autores para conseguir dinero.

Curiosamente uno de los personajes de Llamadas de Amsterdam es un hombre que, después de ser plagiado, es extorsionado por sus captores a cambio de que no le hagan nada a su familia.

Por todas estas razones se mostró sorprendido de que "no haya habido una gran conferencia de medios para ver cómo se debe manejar esto".

"Creo que se debería discutir de manera más amplia hasta dónde se debe llegar en la exposición de la violencia, en las fotografías que se manejan, en la consignación de los hechos delictivos, porque no hay un discurso oponente que esté construyendo de manera simultánea una alternativa y una esperanza", sugirió.

Admitió que se trata de "una problemática muy grave, muy seria", ante la cual la sociedad no puede cerrar los ojos, pero señaló que tampoco puede considerarse la única.

La prensa mexicana, objeto de ataques y agresiones que le han costado la vida a medio centenar de reporteros desde 2000, ocho de ellos este año, ha convertido en los últimos tiempos el narcotráfico en el centro de sus informaciones y portadas.

Según sus datos extraoficiales, en 2008 se registró un récord en el número de asesinatos relacionados con los grupos criminales, con cerca de 6.000, una cifra que podría ser sobrepasada este año.

Sin embargo, el Gobierno sostiene que el índice de homicidios por cada 100.000 habitantes del año pasado en México fue inferior al de Brasil, Colombia, varios países centroamericanos y algunas zonas de Estados Unidos, y que la violencia afecta sobre todo a los narcotraficantes enfrentados por el control del mercado de drogas.

Llamadas de Amsterdam, una historia circular llena de ironía sobre el desengaño amoroso, es considerada por Villoro como un "antibolero" porque el protagonista acepta de alguna manera el despecho, al sentirse inferior a la mujer que ama.

Con Palmeras de la brisa rápida, una crónica de viajes sobre el estado de Yucatán, en el oeste del país, el ganador del Premio Herralde de Novela en 2004 con El testigo buscó reflejar las contradicciones de un lugar que, además de haber sido cuna de la civilización maya, es el origen de parte de su familia.

Villoro, hijo de español, usa la singularidad de ese estado caribeño para reflejar en parte la idiosincrasia mexicana.

"Dos categorías que afloran mucho en nuestra vida son la queja extrema y la celebración, el apocalipsis y el carnaval", argumentó.

Dos categorías contrapuestas que se manifiestan muchas veces de forma simultánea.

"El carnaval en el apocalipsis. La situación está pésima pero nos la pasamos muy bien", bromeó el escritor, cuya obra teatral Muerte Parcial se representa también estos días en Ciudad de México.