Juana Molina, cantautora argentina: "Soy lo anti arte conceptual, no tengo una idea previa de nada"

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La inquieta artista trasandina explica el proceso detrás de Halo, el elogiado disco que viene a presentar a Santiago la próxima semana.




En una entrevista que concedió en 2014 para la Brooklyn Academy of Music, David Lynch definió su ejercicio creativo con una original metáfora. Para él, las ideas llegan como piezas sueltas de un rompecabezas completo, que se encuentra en una ficticia habitación contigua. "El rompecabezas ya existe pero tú no sabes cuál es la imagen final", complementa Juana Molina, que en cada uno de sus discos dice atravesar un proceso similar al que describió el director de Twin peaks.

A su modo, y durante las dos décadas que han transcurrido desde que lanzó Rara (1996) -un título que más parece una declaración de principios-, la cantautora más original de la escena argentina ha venido desarrollando una obra que podría emparentarse con el cine del norteamericano. Una de discos inclasificables, desconcertantes a ratos, más sensoriales que racionales y donde abundan las segundas capas y ciertas conexiones ocultas.

"Es un mundo en el que entro, donde las cosas empiezan a pasar solas y yo desaparezco", dice sobre su trabajo la solista de 54 años, quien la próxima semana regresará a Santiago para presentar en vivo Halo, su séptimo disco, que desde su lanzamiento en abril ha sumado elogios tanto de la prensa de su país como de los sitios especializados del Hemisferio Norte, donde ha desarrollado buena parte de su carrera. En Chile también ha habido muestras de interés, y al show que anunció para este 12 de agosto en Teatro San Ginés -parte de las Red Bull Music Academy Sessions-, se agregó otro para el día siguiente en el mismo recinto, debido al éxito de ventas.

" Siempre es bueno que las entradas se vendan y que la gente se entusiasme, porque uno se contagia de ese ánimo y llega con otra predisposición", dice Molina desde Buenos Aires, saltando sin problemas del análisis de su subconsciente a temas más terrenales, como su última actuación en Santiago, de la que recuerda haber sufrido con el frío. "Estábamos todos congelados y sin embargo fue increíble, porque el calor vino de otro lado. Mantengo esa sensación cálida de Chile".

¿Tiene algún vínculo con artistas chilenos en la actualidad?

No mucho. Lo tuve con Javiera Mena, cuando ella recién empezaba, pero no seguimos en contacto. A ella por suerte le fue muy bien e hizo su camino sola. Siempre he sido ermitaña, no es con Chile, es con nadie. No tengo muchas relaciones.

En Argentina una nueva generación parece haber redescubierto su música. Son muchos los artistas jóvenes que la tienen como referente.

Sí, con artistas y con el público. Tengo la enorme suerte de tener un público muy joven, a todos lados llega gente de 15 años para arriba y eso me alegra mucho. Yo realmente me siento muy joven, y aunque a veces me doy cuenta que mi aspecto dice lo contrario, ver a jóvenes entre el público me lo confirma. Por eso hice esa canción en el disco anterior, Las edades, porque me junto con gente de 15 o 20 años, y con gente mayor, y si bien hay una diferencia de edad me puedo adaptar inmediatamente. Las edades de uno siguen adentro, según con quien esté tengo 15, 28 o 40 años, no siempre soy una señora grande.

El imaginario de Halo tiene referencias al ocultismo, a lo esotérico y a lo nocturno. ¿Eran temas que quería explorar en el disco?

Realmente no me di cuenta de lo que estaba escribiendo hasta que al final vi el resultado y que todo tenía una especie de hilo conductor. Pero más que una idea me parece que es un estado general mío, y eso se ve reflejado en lo que uno escribe o dice. Yo soy lo anti arte conceptual, porque no tengo una idea previa de nada. Nunca digo antes "voy a desarrollar esto", dejo que dejo que las cosas pasen y al final del proceso todo tiene sentido.

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