Juanita Castro dijo hoy en una entrevista que se sintió traicionada dos veces en su lucha por instaurar una democracia en Cuba: cuando su hermano Fidel transformó la revolución en un régimen comunista y la CIA le pidió cambiar radicalmente su posición hacia ese sistema político.

Con motivo de la salida al mercado de su libro de memorias "Fidel y Raúl, mis hermanos: la historia secreta", Juanita explicó que su participación inicial en la revolución cubana y su colaboración con la Agencia Central de Investigaciones (CIA, por su sigla en inglés) de Estados Unidos estuvo plagada de "traiciones desde un principio".

"Nos traicionan primero los dirigentes de la revolución cuando aquella revolución democrática se la entregan a los comunistas. Esa fue la primera gran traición, el primer gran desengaño", aseguró al recordar lo sucedido con la revolución cubana, que triunfó el 1 de enero de 1959.

Para ella el proceso se inició bajo ideales democráticos que borraran las penurias que vivía el pueblo cubano bajo la dictadura de Fulgenio Batista y le dieran paso a la justicia y las libertades.

Sin embargo, dijo, se implantó un régimen en el que predominaban las injusticias, el control y los fusilamientos.

"Seguí adelante buscando la forma de luchar por mi país y de nuevo me encuentro, al cabo de unos pocos años, con lo que era bueno hoy ya no era el camino correcto para luchar por mi país", manifestó al referirse al cambio de posición del Gobierno de EEUU en 1969.

A principios de 1961 decidió combatir el sistema, tras hablar en repetidas ocasiones con Fidel sobre lo que estaba ocurriendo, pero el líder cubano justificaba la situación o le decía que ignoraba algunos de los aspectos que le planteaba, dijo Juanita, de 76 años.

"Estaba cumpliendo con mi deber como cubana, pensaba que aquello era lo más grandioso que había sucedido en Cuba desde que era república. Me decepcioné y tenía que hacer lo que estaba haciendo, en especial llevarle comida a los presos políticos y dinero a sus familiares", comentó la mujer, que reside como exiliada en Miami (EEUU).

Comenzó a esconder perseguidos en su casa y a ayudar a otros a salir de la isla caribeña, que comenzaba a perfilarse como una tenebrosa cárcel de opositores al gobierno castrista.

"Creo que era justo que alguien de la familia (Castro) tenía que tratar de ayudar a los que no tenían ninguna ayuda, los que estaban siendo injustamente condenados, maltratados", agregó.

En esa etapa de su vida, le contactó un agente de la CIA, Tony Sforza, "pieza clave de la 'Operación Magosta', también conocida como 'Proyecto Cuba'", de acuerdo con lo publicado en su libro de memorias "Fidel y Raúl, mis hermanos: la historia secreta".

El libro fue publicado esta semana por la editorial Santillana USA y está escrito en colaboración con la periodista mexicana María Antonieta Collins.

Mientras más se radicalizaba la revolución cubana, mayores eran sus actividades contrarrevolucionarias y aumentó el riesgo de que el régimen tomara represalias en su contra, por lo que se decidió partir a México en 1964.

En ese país convocó a una conferencia de prensa, ayudada por la CIA, en la que denunció lo que sucedía con la revolución cubana, denunció a los responsables de exportar guerrillas y el marxismo a América Latina, entre otros asuntos.

"La compañía", como llamaban a la CIA los exiliados cubanos que colaboraban con esta agencia, agradeció a Juanita su pronunciamiento.

Pero cuando Richard Nixon tomó posesión como presidente de EE.UU., en 1969, dos agentes de la CIA fueron a la casa de la hermana de Fidel y Raúl Castro para comunicarle que el Gobierno quería un "cambio en su actitud".

Era la época en que la antigua Unión Soviética planteó entre sus condiciones para negociar la paz que los grupos anticastristas de Miami suspendieran todo tipo de actividad desestabilizadora contra el régimen cubano.

Los agentes, según lo publicado en el libro, le dijeron: "Queremos que comience a hacer declaraciones totalmente opuestas a lo que hasta ahora ha hecho. Por ejemplo, debería declarar que el comunismo no está amenazando a América Latina, que en alguna parte afirme que el Gobierno cubano no exporta guerrilla a ningún país (...)".

Juanita se indignó ante tal solicitud y dijo hoy a Efe que ésta fue la segunda traición que sufrió.

"Me enfrenté a esa otra traición, la del Gobierno estadounidense de esa época", afirmó la mujer que vive en Miami con un bajo perfil, odiada por algunos de sus compatriotas y querida y respetada por otros.