"Se siente como si fuera ayer", confiesa el vocalista de Judas Priest, Rob Halford, entrevistado por revista Rolling Stone. "Es un recuerdo tan fuerte. Todos los días caminaba por las escaleras en el juzgado en Reno, y sentía el increíble apoyo de los aficionados todos los días", agregó el artista.
El músico remora el fatídico juicio en que se vio involucrada la banda británica, cuando las familias de dos jóvenes fans los acusaban de provocar su suicidio.
El 23 de diciembre de 1985, los jóvenes Raymond Belknap (18) y James Vance (20) protagonizaron una de las noticias más sangrientas de aquella época.
Ambos amigos pasaron seis horas bebiendo, fumando marihuana y escuchando el disco Stained Class. Tras eso, los jóvenes tomaron una escopeta y decidieron suicidarse.
Belknap murió al instante, mientras Vance quedó vivo, aunque perdiendo gran parte de su rostro antes de fallecer en 1988. La defensa de las familias pronto encontró un culpable: Judas Priest y sus mensajes subliminales que incitaban la violencia.
Los familiares de las víctimas demandaron CBS Records por US$ 6,2 millones en daños y perjuicios.
Cinco años más tarde, en agosto del 90, la sentencia del juicio sembró alta expectación mundial ya que crearía jurisprudencia, afectando a otras bandas cuyas letras eran apuntadas por su agresividad.
"Es un tema muy, muy interesante, perteneciente a la psicología. Pero yo no tenía idea. Sólo era un maldito cantante de una banda de heavy-metal. Estábamos desconcertados por algunas de las cosas que salían de esa sala del tribunal", agregó Halford.
A su favor, la banda tenía el resultado de otros juicios donde los músicos fueron amparados gracias a la aplicación de la Primera Enmienda de la Constitución, que garantiza la libertad de expresión en Estados Unidos.
A pesar de eso, años antes, el juez Jerry Whitched había firmado una sentencia en 1988 donde explicaba que la Primera Enmienda no los protegía de sus mensajes.
Halford recuerda todo ese mes que debieron trasladarse a Estados Unidos. "Estábamos en la corte de 9.00 a 17.00 horas, todos los días durante un mes. Nos hospedamos fuera de Reno para alejarnos de la prensa. (...) Ahí nos preguntábamos ¿por qué estamos aquí? Somos músicos de metal británicos y vamos a tener que defender nuestra música y a nuestros fans sobre las acusaciones absurdas, ridículas, de que ponemos ese tipo de mensajes en nuestra música para matarlos", relató el artista.
Casi 30 días más tarde, el 24 de agosto de 1990 Judas Priest fue absuelto de los cargos. En una sentencia de 100 páginas y con más de 40 testigos consultados, el juez Whitched dictaminó que las familias no pudieron probar los mensajes subliminales ocultos.
Hoy, el músico revela: "Tenía muchas ganas de ir donde las madres y darles un abrazo, decirles 'lo siento por la pérdida de sus hijos. Vamos a tomar un café y hablar sobre esto'", pero que evitó hacerlo pues había toda una red de personas tras ellas, "una especie de infiltración de los grupos cristianos extremos instándolas a proseguir con el caso".
Sobre el juicio en sí, Halford aseguró que él y sus compañeros se sintieron aliviados, aunque decepcionados. "(El juez) no dijo rotundamente 'lo que la fiscalía estaba sugiriendo no tuvo lugar', sino que básicamente dijo: "Mira, esto sigue siendo una zona nebulosa, esta banda no puso estas palabras en la canción y esas palabras no crearon esta tragedia'. (...) Todo el asunto de los mensajes subliminales fue dejado en el limbo. Sería horrible pensar que esto pudiera ocurrir de nuevo, pero sólo hay que esperar", concluyó.
Fuente: El País, The Rolling Stone.