Juego de tronos: las intrigas de los Tudor según Hilary Mantel

Llega "Una reina en el estrado", la alabada novela por la que Mantel ganó un segundo Premio Booker.




"Dios mío, parezco un asesino", exclamó Thomas Cromwell, al ver por primera vez el retrato que hizo de él Hans Holbein en 1532. De boina y un grueso anillo verde, el primer ministro de Enrique VIII aparece de perfil con la mirada afilada de un conspirador. En ese momento, Inglaterra estaba dando un giro radical y Cromwell era uno de los hombres más poderosos de la corte. Lo dicen muchos, también la escritora británica Hilary Mantel, quien le atribuye la frase en su última novela Una reina en el estrado, la segunda parte de una trilogía capaz de contar, como si fuera la primera vez la legendaria historia de los Tudor.

Fue a mediados de los 70 cuando Mantel pensó por primera vez en Cromwell. Pensó que sería un buen personaje literario. Lo dejó pasar, otra historia la tenía ocupada: escribía una novela sobre la Revolución Francesa. Casi 30 años después, una decena de libros de por medio y una carrera literaria estable y silenciosamente exitosa, Mantel decidió volver a al primer ministro de Enrique VIII y terminó obsesionada. Prácticamente redefinió el género de la novela histórica, ganó dos prestigiosos premios Booker y hoy es considerada una de las principales escritoras británicas.

Partió avasalladora. En el primer volumen, En la corte del lobo, Mantel relató 35 años decisivos en la vida de Enrique VIII y la historia de Inglaterra: mientras Cromwell asciende en la corte, el rey deja a Catalina de Aragón para casarse con Ana Bolena y, de paso, echar a andar la Reforma Protestante que pondría en jaque a la Iglesia Católica. Viejos relatos mil veces contados en libros de historia, novelas, películas, salas de clases que, sin embargo, Mantel iluminó desde la mirada del inquietante Cromwell. Además de un aplauso cerrado de la crítica, el libro le dio su primer Booker. El año pasado Mantel lo hizo de nuevo con Una reina en el estrado, que acaba de llegar a Chile.

No, no hizo lo mismo. Apenas narró un poco más de dos años. Narró una venganza: en medio de las intrigas de la corte, Mantel sigue los sigilosos movimientos de Cromwell contra los asesinos de su maestro, el cardenal Thomas Wolsey, y echa andar la animadversión que llevó a la decapitación de Ana Bolena. Es un delicado thriller histórico que no poca prensa de aliento pop comparó con El padrino. "Sublime", dijo The New York Times en medio de uno de los más abrumadores coros de alabanzas que se ha ganado una novela británica en los últimos años. Luego, Mantel logró lo imposible: ganó un segundo Booker.

Afectada por una dolorosa endometriosis desde joven, Mantel fue por años una autora muy lejana de la vida pública. La sombra de autores de su generación, como Ian McEwan, Julian Barnes y Martin Amis, la cubrían. Sus novelas sobre los Tudors cambiaron las cosas. En marzo pasado dio un largo discurso en el British Museo sobre la historia de la realeza británica en la que emitió un par de frases que desataron un huracán: "princesa de plástico nacida para procrear", llamó a la princesa Kate Middleton. Al día siguiente, su foto ocupaba toda la portada del Daily Mail. Mantel debió explicarse, pero no se retractó.

En esa conferencia, la escritora repasó la historia de las princesas británicas: "Alabadas y adoradas, denigradas o perseguidas, pero nunca percibidas como seres humanos", decía. Pensaba también en Ana Bolena. En Una reina en el estrado, la famosa soberana es la enemiga de Thomas Cromwell. Antes, él le pavimentó su camino hasta la cama de Enrique VIII, pero en 1535 mantienen una "relación cautelosa, insegura y plagada de desconfianza". Un año después, ella terminará sin cabeza. Y junto al rey, Jane Seymour, que opera como otra pieza del tablero de Cromwell.

"Siento que toda mi vida estuve escribiendo para llegar a este libro", dijo Mantel poco después de ganar el Booker. Ahora está embarcada en el último tomo de la trilogía, The mirror and the light, en que narrará los cuatro años finales de Cromwell. "Es lo más difícil que tendré que escribir en mi vida", adelantó.

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