Un juez brasileño ordenó suspender la construcción de una enorme represa hidroeléctrica en el estado de Pará debido a preocupaciones ambientales. El juez federal Ronaldo Desterro dijo en una declaración que la agencia ambiental Ibama aprobó en enero el comienzo de los trabajos de la represa de Belo Monte sin asegurarse de que se hubiesen cumplido 29 condiciones ambientales.

La declaración dice que, entre las condiciones incumplidas, se encuentra la recuperación de las áreas degradadas y la adopción de medidas para garantizar la navegabilidad de los ríos en la región.

La represa de 11.000 megavatios, a un costo de US$11.000 millones, será construida sobre el río Xingu, tributario del Amazonas, y sería la tercera mayor del mundo después de las de los Tres Desfiladeros en China y la de Itaipú, coadministrada por Brasil y Paraguay.

Al proyecto se oponen ambientalistas y grupos indígenas que creen perjudicará la vida silvestre y la supervivencia de 40.000 personas que viven en el área a ser inundada.

Las autoridades del gobierno afirman que la represa es esencial y que suministrará energía limpia y renovable para impulsar la creciente economía brasileña. Agregan que la represa fue aprobada después de años de planificación para defender la vida silvestre y los pobladores.