El juez español Baltasar Garzón reiteró hoy su inocencia y defendió todas sus decisiones como magistrado en el cierre del primero de los dos juicios que se siguen contra él en España y que han puesto en jaque su carrera.

"La única razón de Estado que yo entiendo y comprendo es la razón democrática de los ciudadanos", dijo Garzón, todavía afónico, en el turno de última palabra que prevé la legislación española para los acusados. "Todas y cada una de las decisiones que tomé tienen explicación y justificación. Fueron tomadas, en cumplimiento de la más estricta legalidad, interpretando las normas", añadió.

Las palabras de Garzón cerraron tres intensos días de sesiones en el primero de los juicios contra el magistrado español que se celebran en el Tribunal Supremo. El veredicto no se conocerá hasta dentro de varias semanas.

Garzón está acusado del delito de prevaricación y vulneración de la intimidad a sabiendas por su rol en el llamado caso "Gürtel", que destapó una trama corrupta en la administración pública que salpicó a las delegaciones regionales del Partido Popular (PP) en Valencia y Madrid, territorios que estaban bajo su gobierno, y seguían estándolo, cuando ocurrieron los hechos. El PP, liderado por Mariano Rajoy, ganó en las elecciones de noviembre también la presidencia del gobierno español.

La acusación particular solicita hasta 17 años de inhabilitación para ejercer como magistrado por ordenar en el 2009 la grabación de conversaciones telefónicas entre varios acusados encarcelados por el caso "Gürtel" y sus letrados.

En la última sesión del juicio, la acusación aseguró que las grabaciones de Garzón en prisión podí¬an interpretarse como una suerte de "Estado policial". Algo que negó tajantemente el magistrado, para quien su orden sólo trataba de prevenir la continuación de un delito de blanqueo de capitales. "En ningún momento se violentó o se lesionó el derecho de defensa, sino que se protegió ese derecho de defensa", aseguró Garzón.