"Vení, vení, canta conmigo, que un buen amigo vas a encontrar, que de la mano del Loco Bielsa todos la vuelta vamos a dar". Todos juntos, en ronda, y con el rosarino rodeado, los jugadores iniciaron la esperada celebración por la clasificación a la Copa del Mundo.
Era un grito que lo tenían aguantado desde el empate con Venezuela en el Monumental y que estuvieron a punto de liberar en Brasil. Pero no. Seguía ahí, atragantado entre el joven plantel de la Selección.
Fue una verdadera liberación. De euforia, de emoción. Y de agradecimiento al rosarino, que en retribución celebró junto a sus pupilos. Con las manos en alto y saltando, se sumó al "que de la mano del Loco Bielsa todos la vuelta...".
Abrazos, felicitaciones y llantos. Cualquier forma de expresión no alcanzaba para expresar el sentimiento de alegría y de satisfacción que albergó a los seleccionados en el, ahora, inolvidable camarín del estadio Atanasio Girardot. "Oh, Chile va al Mundial, al Mundial, al Mundial, Chile va al Mundial", seguían cantando los históricos de Medellín.
Jorge Valdivia disfrutó como un niño el típico malteo que lo llevó a las duchas. Nadie se salvó de la guerra de agua, ni Bielsa, ni Berizzo. Todos ya estaban empapados de una fiesta merecida y de la satisfacción por el deber cumplido.
Tampoco se salvó el bigote de Luis Bonini, quien no dudó en cortárselo en forma de agradecimiento por la clasificación.
Y los ojos llorosos de Harold Mayne-Nicholls y de su mano derecha, Jorge Contador, era el signo que perpetuaba el trabajo que anoche tuvo su recompensa mundial.
Fiesta interminable
"Festejamos todos y quedamos todos mojados, cantando junto con Bielsa. Fue muy emocionante. El 'Profe' es uno más del plantel, por eso celebró así. Estaba muy contento, como todo el grupo", reconoció el capitán de la "Roja", Claudio Bravo.
La euforia era total. "Estos triunfos llenan mucho el corazón y se lo dedicamos a todos aquellos que han sufrido tanto con nosotros, y que nos han acompañado en todos los momentos, buenos y malos", admitió el autor del primer gol de la Selección, Waldo Ponce.
Dentro de tanta emoción, los seleccionados tampoco se olvidaron de sus afectos. "Es un orgullo tremendo representar a mi país y darle una alegría a la gente, especialmente a mi familia y a San Antonio", sentenció Humberto Suazo.
Además, el "Chupete", quien quedó como el artillero de las Eliminatorias en Sudamérica, reconoció que el segundo gol que marcó la "Roja" fue "el gol más importante de mi vida. Fue un año muy duro, pero todo valió la pena, pues estamos muy felices".
Mientras que Arturo Vidal dijo que "estoy contento de estar en este proceso y de volver a jugar un Mundial. Clasificamos y ahora queremos ir por algo grande en Sudáfrica".