Eran las 11.15 de ayer y en la concentración del Atlético Mineiro el ambiente era muy tranquilo, de mucho relajo, distendido. La fuerte seguridad del hotel Sheraton hacía pensar a los jugadores que nadie interrumpiría la paz. Hasta que 20 minutos más tarde, un sismo de 5,9° Richter llegó como un invitado inesperado.
Un grupo de jugadores compartía en la piscina del hotel, otros se sacaban fotos con los huéspedes, y algunos tomaban sodas en copas de vino, charlando en el hall principal con las camareras. De repente, se sintió un gran ruido, acompañado de un movimiento brusco. La delegación mineira no sabía qué estaba pasando. Los de la piscina vieron moverse el agua bruscamente; en el bar repicaron las copas.
"Mira, mira la piscina está sacando olas como el mar", dijo un integrante del cuerpo técnico. En tanto en el hall, el delantero Jó hizo sentir su miedo, sujetó la mesa y abrió los ojos con espanto, dejando de lado el relajo y preguntándoles a todos los que estaban en el lugar: "Vaya qué susto. ¿Ustedes están acostumbrados?".
El que se mostró más afectado por el temblor fue el atacante André Felipe, quien bajó desde el tercer piso en short y sin polera. Tanto fue su miedo, que terminó en la calle, donde fue calmado por los guardias del hotel.
Para el argentino Jesús Dátolo, el sismo no causó mayor impacto. "Estoy tranquilo, es un país sísmico y esto es lo más normal", afirmó. Mientras su amigo Guilherme lo miraba con rostro desencajado de ¿qué está diciendo este sujeto?. Para éste, el movimiento telúrico fue bastante fuerte: "El hotel parecía gelatina, me dio mucho miedo".
Faltaban diez minutos para el mediodía y en el Atlético Mineiro aún se veían incómodos con el sismo. Tal vez por eso los guardias del hotel sacaron a la prensa del lugar (ya lo habían intentado un par de veces) para que los jugadores siguieran en su concentración.
En ese intermedio, los integrantes de O Galo aprovecharon a almorzar. El menú era balanceado: carnes blancas con mucha ensaladas y acompañadas de copas de jugo.
Desde afuera del Sheraton, una familia que viajó desde Belo Horizonte esperaba al plantel para sacarse fotos y obtener autógrafos. El hijo mayor, Fernando, intentó entrar como huésped, pero la seguridad se lo impidió. Sin embargo, Edcarlos salió para complacer a la familia. El defensa se quedó en la entrada del hotel para fotografiarse con ellos y firmarles las camisetas a los niños.
Los jugadores parecían haber olvidado el sismo, ya que luego del almuerzo un grupo, comandado por Dátolo, Guilherme y seguridad del club, salió de compras al Costanera Center para llevar recuerdos a sus familias. Luego vendría la espera para la práctica vespertina en el Monumental, el escenario donde hoy se verán las caras con Colo Colo. Sólo el sismo logró vencer el dispositivo de seguridad.