Tuvo poco trabajo durante el partido. Salvó alguna ocasión. Tuvo suerte cuando la requirió también, como cuando el travesaño ayudó a que Mauricio Pinilla no gritara su primer gol en el Mundial cuando remató desde fuera del área sobre el final del alargue. Pero, en los penales, Julio César sacó chapa de héroe en una jornada en que el local sufrió el fantasma del Maracaná.
Bastó que tapara las dos primeras ejecuciones de la definición para convertirse en el villano del partido. Para Chile, por supuesto. Cuando la visita dejó todo, y paercía que incluso merecía más que Brasil, el arquero "canarinho" salió de un partido gris para él y ayudó a que el Scratch se sacara de encima a un rival que se le plantó de igual a igual.
Fue su día. La inesperada figura ante un rival que asomaba como más débil. Y Julio César se quedó con la proeza de parar los penales de Pinilla y Alexis Sánchez para liquidar los octavos de final.