Mala distribución de plazas penitenciarias, necesidad de mejorar la infraestructura para la vigilancia de los internos y bajo porcentaje de reclusos que estudian o trabajan. Estas son las principales conclusiones de un preinforme elaborado por la consultora estadounidense Altegrity Risk International, tras recorrer las cárceles chilenas.

El objetivo del recorrido, efectuado en 2011, era elaborar un diagnóstico sobre el estado de los recintos penitenciarios nacionales y proponer medidas para disminuir el hacinamiento, junto con mejorar la gestión de las cárceles.

En base a estas propuestas, el Ministerio de Justicia diseñó el modelo de las nuevas cárceles, que serán construidas en 2016, en las regiones III y VII. Estas buscan marcar un cambio con la infraestructura actual, reenfocándose en la reinserción de los reclusos.

El modelo se basa en la generación de espacios amplios, que permitan una vigilancia directa de los internos, evitando pasillos oscuros y puntos con mala visibilidad. A esto se sumarán celdas que contengan máximo a cinco reos y áreas para que éstos estudien y trabajen (ver infografía).

Para las próximas semanas está previsto que se entregue el informe final del documento, de modo que durante este año se licite el diseño de los nuevos recintos. Aún no se define si su administración será concesionada o pública.

Conclusiones

Una de las primeras conclusiones de los expertos fue que en Chile debían construirse cárceles de menor seguridad. "Hace falta un verdadero plan penitenciario nacional, que dé como resultado todo el espectro de prisiones ubicadas adecuadamente en todo el país, orientado en el largo plazo al cierre de las actuales cárceles pequeñas y rurales", señala el documento.

Esto se debe a que, según este análisis, no se pueden financiar tantos establecimientos y a que, a medida que estos son más grandes, se generan mayores oportunidades para que los reclusos hagan actividades productivas.

En cuanto a la seguridad, explican que se debe terminar con la supervisión indirecta (por medio de cámaras) de los reclusos. "El personal penitenciario debe estar en permanente contacto con los internos, verlos, administrarlos y controlarlos. El control y custodia del perímetro es esencial", señalan los expertos.

Agregan que es fundamental que se haga un sistema de selección que determine realmente la peligrosidad y el riesgo de fuga de los reos.

Finalmente, indican que se debe terminar con el tiempo de ocio: "La idea de que los internos no hagan nada no es una opción en la mayoría de los sistemas penitenciarios. A ellos no se les puede, simplemente, encerrar y dejar que se las arreglen solos. Más bien deben trabajar o prepararse para cuando salgan de la cárcel".

Las cárceles

La ministra de Justicia, Patricia Pérez, adelantó a La Tercera las características de los nuevos recintos El Arenal, en Copiapó, y La Laguna, en la Región del Maule.

En el caso de la cárcel de la III Región, su capacidad será de 1.680 personas. El de la VII Región albergará a 1.400. En ambas se construirán módulos de dormitorios con capacidad para 140 internos. En el complejo habrá edificios que contarán con gimnasio, casino, oficinas administrativas y talleres.

El cierre exterior se hará con un doble cerco de seguridad. "Esto tiene ventajas, como un mayor espacio de cuidado personal, ya que permite segregar internos similares por sus características criminológicas", dijo.

Pérez agregó que con esto "no se produce el efecto que hubo en las antiguas cárceles concesionadas, en que las celdas eran individuales y había altas tasas de suicidios por la soledad. A la vez, no tendrá un número mayor de personas que pueda propender a una mayor violencia".

La ministra añadió que, tras la inspección de los expertos, se descubrió edificaciones que no estaban siendo ocupadas, por lo que se recuperaron 900 plazas.

Enfatizó que la situación de las cárceles es fundamental para mejorar la seguridad pública: "La infraestructura tiene un enfoque muy fuerte en la capacitación y reinserción", señaló.