El 25 de julio de 2000, el Concorde, primer avión comercial que superaba la velocidad del sonido, concebido por Francia y Reino Unido, despegaba del aeropuerto Charles de Gaulle, con destino a Nueva York.
Antes de levantar vuelo pasó por una placa de titanio desprendida de un DC-10 de Continental Airlines y se produjo un pinchazo de uno de sus neumáticos, que perforó el depósito de combustible e incendió el ala izquierda.
Sin control, el avión, se estrelló sobre un pequeño hotel de Gonesse, lo que provocó la muerte de sus cien pasajeros, la mayoría de ellos alemanes, los nueve tripulantes y cuatro empleados del establecimiento.
Esta tesis de la causa del accidente fue suficiente para que en diciembre de 2010 la justicia sentenciara a Continental Airlines a pagar 200.000 euros de multa y un millón de indemnización a Air France, propietaria del Concorde, mientras que el empleado que colocó la lámina causante del accidente fue condenado a 15 meses de cárcel exentos de cumplimiento.
Los abogados de Continental Airlines aseguran que las conclusiones consideradas por los jueces no explican el accidente y, por ello, presentaron un recurso que será estudiado, a partir de hoy, durante tres meses, según resolvió hoy el Tribunal de Apelación de Versalles, en el suroeste de París.
El mediático letrado Olivier Metzner, que representa a la aerolínea estadounidense, afirmó que "nadie cree que una pequeña placa de metal pueda ser la causa de un accidente como ese".
El abogado considera que el Tribunal de Pontoise, que falló hace dos años, no tuvo en cuenta las decenas de testimonios que presentó y que aseguraban que el Concorde ya ardía antes de que pasara sobre la zona en la que se encontraba la placa de titanio en cuestión.
Metzner acusó al tribunal de haber pronunciado "un veredicto proteccionista", que perseguía no perjudicar a empresas francesas más que buscar la verdad. "Era necesario encontrar a un culpable extranjero para no perjudicar a un ícono de la aviación nacional", aseguró.
El abogado promete ahora llamar a declarar a responsables de Air France, la única compañía que explotaba el Concorde junto con la británica British Airways.
Para Metzner, el tribunal se negó a investigar otras posibles causas del accidente, derivadas, según él, de ciertos problemas de concepción que presentaba el avión.
El letrado recordó que entre 1979 y 2000 se registraron 80 incidentes con los neumáticos del supersónico y en siete de ellos se vieron afectados los depósitos de combustible.
Por eso, volverá a sentar en el banquillo de los acusados a tres de los ingenieros franceses que trabajaron en la concepción del avión, que ya habían sido absueltos en primera instancia.
El abogado de Air France, Fernand Garnault, considera fantasiosas las tesis de su colega y asegura que los informes de los especialistas apuntan a la responsabilidad de Continental Airlines.
Desde su vuelo inaugural en 1976, el Conorde nunca logró encontrar la rentabilidad financiera.