Aunque sabe que fue diseñada para el éxito veloz y que se mueve en un mercado que la obliga a vivir rápido y brillar joven, Katy Perry (28) avisó hace un tiempo que su retorno se cocinaría a fuego lento. "Sé que ustedes quieren un nuevo disco, pero tengo que vivir un poco para que las canciones sean dignas de escuchar. Ahora sólo quiero disfrutar la Navidad y hacer lo que sé con tranquilidad", alertó en diciembre de 2011, cuando el suceso de Teenage dream (2010) la había situado como una de las figuras femeninas más populares del pop en el nuevo siglo y, como un arma de doble filo, la obligaba a rentabilizar su éxito lo antes posible.
Pero Perry se tomó tiempo, trabajó su siguiente título como una pequeña obra de pop bien facturado y precisamente obtuvo los resultados que ambicionó: Prism, su cuarto álbum y aparecido ayer a nivel mundial, ha sido calificado como el mejor de su carrera y como un compendio actual de los estilos que han configurado a los mayores créditos musicales de este decenio.
"Prism no tiene una pretensión descomunal, pero, de modo magistral, contiene la mayor cantidad de quiebres sorpresivos que cualquier otro álbum de pop moderno de este año. ¿Perry está rehaciendo el panorama musical? No, pero de seguro sabe cómo prosperar en él", analizó el periódico Los Angeles Times, mientras que, en España, El Mundo fue aún más lejos y, bajo los calificativos de "madurez" y "crecimiento artístico", tituló: "Adiós a la payasada".
¿Y cómo la voz de Last Friday Night (T.G.I.F.) se despidió de las payasadas? ¿Es posible para una cantante cuyo video de su nuevo single la muestra batallando contra un tigre en un ambiente selvático? El rescate vino de parte de un séquito de productores y compositores que asoman entre lo más granado del pop actual -Bonnie McKee, Dr. Luke, Anton Zaslavski, Max Martin- y capaces de dar mayor variedad a la fórmula.
Por ejemplo, Walking on air e International smile la acercan hacia el house y las envolturas sintéticas de Daft Punk, mientras que Birthday, tema que según algunas reseñas postula entre lo mejor de su trayectoria, encarna música disco y el sonido que hizo célebre a nombres como Kylie Minogue. También hay trazos de hip hop, guiños a las texturas orientales y percusiones adictivas. "La serie de elementos que ya no la convierten en un mero placer culpable", puntualizó la web Jenesaispop, casi marcando un antes y después para la estrella femenina.