Kenji Fujimori tiene razones para celebrar y proyectar un 2018 muy favorable para sus intereses. El hijo favorito de Alberto Fujimori no sólo concluyó el año pasado como el gran artífice del indulto que el Presidente Pedro Pablo Kuczynski le otorgó a su padre, sino que ha ido construyendo un escenario en el Congreso en el que la gran perdedora ha sido su hermana Keiko.
En Perú hay consenso en que Kenji ha logrado mover los hilos al interior del fujimorismo mucho mejor que Keiko. De partida, su voto junto al de otros nueve congresistas de Fuerza Popular, la bancada con más poder en el Congreso (tienen 71 asientos de 130), fue clave para salvar a PPK de la destitución. Ello, según los analistas, columnistas y buena parte de los medios peruanos, a cambio del indulto para Fujimori.
Kenji, de 37 años y congresista desde el 2011, venía articulando hace rato el perdón para su padre, condenado en 2007 a 25 años de prisión por violaciones a los DD.HH. durante su gobierno.
En una columna publicada por el diario El Comercio, Jorge Morelli, periodista y miembro de Fuerza Popular (fujimorismo), señaló que "la única ventana para la vida y la libertad de Alberto Fujimori era el indulto. El Presidente Kuczynski entreabrió esa ventana varias veces. Sabía que la condición médica de Fujimori no esperaría. Cuando tuvo la amabilidad de invitarme a conversar en agosto, le expresé al Presidente Kuczynski que, en mi opinión, ese era el único camino para que su gobierno llegara hasta el 2021. La decisión ya estaba tomada, el asunto era la oportunidad".
En ese sentido, Kenji supo aprovechar el timing y vio la sesión sobre la vacancia por incapacidad moral de PPK como su oportunidad de oro. Así, tres días después de la votación no sólo le lanzó un salvavidas a Kuczynski, sino que tres días después, en la víspera de Navidad, recibió su premio con el controvertido indulto para el ex Presidente (1990-2000).
Desde entonces, todo ha sido ganancia para Kenji, mientras la cara opuesta la vive Keiko, quien ahora carga con su propia bancada partida en dos, con la imagen negativa por haberse opuesto a la libertad de su padre, con el creciente liderazgo de su hermano menor y además se encuentra sumamente complicada por el caso Odebrecht. Ello, por supuestos pagos ilegales para sus campañas presidenciales de 2011 y 2016.
House of Cards peruano
La percepción de los peruanos sobre el conflicto entre hermanos ya se percibe en las encuestas. En el último sondeo de Ipsos, conocido el fin de semana pasado, Kenji superó en popularidad a Keiko, con un 33% y 29% de aprobación ciudadana, respectivamente.
"De no ser Alberto Fujimori, Kenji podría ser una carta presidencial en 2021. El fujimorismo debe decantar. Ahí Keiko tiene poco futuro, a diferencia de Kenji, que tiene más habilidad política y mejor imagen pública. La fuerza la tiene Kenji", afirmó a La Tercera el analista peruano, Luis Benavente.
En estos días el "hijo mimado" de Fujimori ha extendido aún más su poder. De acuerdo con el diario La República, "se comenta al interior del fujimorismo que Kenji tendría de su lado hasta ahora más de 20 congresistas". Ese grupo ve en el hijo de Fujimori a un dirigente capaz de oponerse a las órdenes de la cúpula liderada por Keiko.
"Hay otros más que no han hablado todavía, pero aguardan alguna señal o reparten sus lealtades por igual a Keiko y Alberto. En total se calculan entre 23 y 25, incluyendo a Kenji", sostiene el analista político Pedro Tenorio.
En medio de esta tensión en Fuerza Popular y con Fujimori a un paso de dejar el hospital y quedar en completa libertad, Kenji ya exigió la cabeza, vía su cuenta en Twitter, de dos asesores de su hermana. "Los señores (Pier) Figari y Ana Hertz de Vega han conspirado por años, sistemáticamente, contra la libertad de Alberto Fujimori".
De todos modos, hay quienes creen que el enfrentamiento entre hermanos no sería tal y que todo se trataría de un perfecto House of Cards, a la peruana.