Kgosi Mampuru II es la cárcel donde el atleta sudafricano Oscar Pistorius deberá cumplir cinco años de condena por matar a su novia, la modelo Reeva Steenkamp. Un lugar que carga con una carga más que negativa: el recinto penitenciario ubicado en Pretoria fue el lugar donde se realizaron numerosas ejecuciones por ahorcamiento durante el apartheid.

Las autoridades ya confirmaron que Pistorius tendrá ciertos privilegios dada su condición de amputado de las dos piernas: ocupará una de las 22 celdas individuales, las que cuentan con un inodoro, un lavamanos, una cama con un colchón, frazadas, una almohada y sábanas, además de un ropero.

La celda de Pistorius se ubica en el sector de la enfermería, lugar que cuenta con una ducha apta para discapacitados. En tanto, durante el encierro nocturno, al atleta se le retirarán sus piernas ortopédicas: podría utilizarlas para atentar contra su vida según los agentes penitenciarios.

Las visitas que podrá recibir son bastante reducidas: sólo dos a la semana, las que pueden realizarse los sábados y domingos, en tramos que van desde 30 a 60 minutos.

Por otro lado, en caso de querer mantener su actividad física, Kgosi Mampuru II cuenta con un gimnasio que podría utilizarlo como máximo por una hora. Además, existen actividades deportivas grupales como rugby, fútbol y atletismo.

UN RÉGIMEN EN EXTREMO DURO

Pese a las restricciones, la situación de Pistorius podría considerarse como afortunada en comparación con los casi 7.000 internos del recinto, que viven en condiciones de insalubridad y hacinamiento.

De acuerdo al diario The Independent, en una celda grupal pueden llegar a convivir 80 personas, cuando su capacidad es de apenas la mitad. Un ambiente propicio para propagar enfermedades como la tuberculosis, mal que dentro de esta cárcel presenta una alta mortalidad.

De hecho, los abogados defensores temen que Pistorius se infecte de tuberculosis al estar en contacto con portadores que llegarán a atenderse a la enfermería

Previamente, la defensa había pedido que Pistorius cumpliera su condena fuera de la cárcel, argumentando que los penales sudafricanos no están preparados para recibir presos discapacitados y que -por dicha condición- el atleta corría el riesgo de sufrir una violación grupal.

En efecto, las violaciones son frecuentes: de acuerdo a la Inspección Judicial de Prisiones de Sudáfrica -citada por The Independent- muchas pandillas castigan a otros presos infectándolos de VIH. Lo hacen ordenando a portadores de la enfermedad a violar a los "castigados", en un ritual carcelario conocido como el "pinchazo".

Según el mismo informe, muchos prisioneros prefieren permanecer hasta 23 horas en sus celdas ante el peligro de ser agredidos físicamente por las mafias.