Kiev afirmó el lunes que sus tropas combatían contra una columna de blindados que cruzaron la frontera desde Rusia, al tiempo que Moscú aumentó la tensión al anunciar que enviará un nuevo convoy de ayuda al este separatista de Ucrania.
El presidente ucraniano, Petro Poroshenko, y su homológo ruso, Vladimir Putin, se reúnen para buscar una solución a la crisis el martes en Minsk, por primera vez en meses, junto a dirigentes europeos.
Un portavoz del ejército ucraniano indicó a la AFP que los guardias fronterizos estaban luchando contra "varias decenas" de blindados que entraron por la frontera sur en dirección a la ciudad de Mariupol, controlada por el gobierno de Kiev.
Si se confirma, se trataría de una incursión peligrosa en territorio de la región de Donetsk, donde batallan los rebeldes prorrusos contra el ejército de Kiev.
Un líder de los separatistas anunció el domingo una contraofensiva en el sur de este bastión insurgente, y aseguró haber desplegado tanques y artillería.
La carretera que lleva a Mariupol, abierta hace cuatro días, estaba así cortada al tráfico el lunes debido a los combates.
Nuevo convoy humanitario
Moscú por su parte tensó un poco más el ambiente al anunciar su intención de enviar un segundo convoy de ayuda humanitaria al este de Ucrania.
Rusia introdujo el viernes 230 camiones que aseguraba que contenían 1.800 toneladas de ayuda humanitaria para el bastión separatista de Lugansk sin el control de los observadores de la Cruz Roja, un acción que Kiev denunció como una "invasión directa".
Los camiones regresaron a Rusia el sábado sin que se registrara ningún incidente.
El ministro ruso de Relaciones Exteriores, Serguei Lavrov, anunció que Rusia quería enviar un nuevo convoy "esta semana" y pidió a Kiev que facilite la entrega.
Kiev y los países occidentales temen que Moscú utilice el envío humanitario para ayudar a los separatistas o que lo use como excusa para enviar tropas, algo que Moscú niega.
Más de 400.000 personas han huido de la región desde que en abril el ejército ucraniano se enfrenta a los separatistas prorrurosos en el este del país. En algunas ciudades tomadas por los insurgentes y asediadas por el ejército, la población lleva semanas sin agua ni electricidad.