Cuarenta y dos kilómetros y 195 metros. Cada vez que Natalia Romero toma una línea de partida sabe que el desafío es grande. Que decenas, cientos o hasta miles corren junto a ella, que está llamada a destacar, además, y que tal vez el reconocimiento sea poco, aunque gane, cumpla su meta o supere la de la mayoría.

Pero Romero, de 36 años, oriunda de Peñaflor y ex operaria de una empresa de calzado, ciento por ciento dedicada al fondismo desde 2008, sabe que así es el mundo que eligió, el mundo que, según ha adelantado, dejará próximamente.

Romero, del club Corremundos, tiene medallas sudamericanas e iberoamericanas en casa; tiene participaciones en carreras por todo el mundo; y suma tres victorias en el Maratón de Santiago. Es cierto que este año no se subió a lo más alto del podio, pero fue cuarta y la mejor chilena. Sus cronos la pusieron en el maratón de los Juegos Olímpicos de Río, donde repetiría la experiencia de Londres 2012.

Tras esa carrera, en la zona de descanso, Romero aseguraba a La Tercera que la decisión estaba tomada y dejaría el alto rendimiento. Por estos días la pupila del entrenador Julio Uribe le sigue dando vueltas al asunto.

"En estos momentos aún no me retiraré, pues tengo una beca económica y mi deber es responder a esta ayuda. Eso sí, esta ayuda se termina a fines de año y de no seguir, mi retiro es lo más probable", comenta la deportista que ha dejado mucho atrás, mucho más que sólo 42 kilómetros y 195 metros.