A pesar de sus audaces pruebas de misiles balísticos prohibidos (como la última realizada ayer) y su creciente amenaza de una eventual guerra nuclear, el líder norcoreano Kim Jong Un parece sentirse "extremadamente nervioso" ante una posible operación clandestina de Estados Unidos y Corea del Sur para eliminarlo.
Así lo reveló un reciente informe entregado por el Servicio Nacional de Inteligencia surcoreano (NIS) en una sesión parlamentaria a puertas cerradas, según el testimonio del legislador Lee Cheol Eoo, del opositor Partido de la Libertad de Corea, quien asistió a la reunión.
Debido a las preocupaciones por los posibles ataques aéreos y los intentos de asesinato, Kim ha cambiado sus rutinas de viaje y ahora prefiere moverse al amanecer y usar los autos de sus subordinados, como Lexus, y no su propio Mercedes-Benz 600, detalló el informe.
La paranoia de Kim ante un supuesto intento de asesinato lo ha llevado, asimismo, a reducir sus apariciones públicas. "Desde el 2013, hemos visto una trayectoria descendente de las actividades públicas de Kim", dijo un miembro del NIS citado por Lee. El líder norcoreano hizo 51 apariciones públicas entre el 1 de enero y el 15 de junio de este año, un 32% menos que en el mismo período de 2016.
Los temores de Kim se basan en rumores de que Estados Unidos y Corea del Sur han incluido un ataque preventivo contra Pyongyang -incluida la muerte de Kim- en su plan de respuesta a la posible agresión de Corea del Norte, el llamado "Plan de Operación 5015" de 2015. Según la Brookings Institution, el plan "prevé una guerra limitada con énfasis en ataques preventivos contra objetivos estratégicos en Corea del Norte y 'operaciones de decapitación' para exterminar a los líderes norcoreanos".
Con este objetivo, aseguró el diario The Korea Herald, Seúl y Washington están tratando de establecer un equipo de fuerzas especiales para derrocar al actual liderazgo de Pyongyang en caso de una contingencia. Programada para ser creada a finales de este año, la unidad "tendrá la tarea de eliminar a Kim y paralizar el sistema de mando y control del Norte", señaló el periódico.
Kim reúne información
El año pasado, sin embargo, el Ministerio de Defensa Nacional de Corea del Sur negó los informes. "El término 'ataque de decapitación' no existe en los conceptos operativos del Ministerio", señaló un funcionario de Defensa, según el diario surcoreano The Hankyoreh.
Con todo, "Kim está muy concentrado en reunir información sobre la 'operación de decapitación' a través de su agencia de inteligencia", dijo Lee, en alusión a la supuesta operación clandestina dirigida contra el líder norcoreano.
Y el temor de Kim parece incrementarse cuando Estados Unidos y Corea del Sur realizan ejercicios militares en la península coreana. Y no es para menos. Según Fox News, durante los ejercicios Foal Eagle y Key Resolve de este año, uno de los mayores ejercicios militares anuales en el mundo, miembros de los equipos de Navy SEAL norteamericanos participaron en simulacros de ataques contra el poder norcoreano con sus colegas surcoreanos por primera vez. Sin embargo, funcionarios navales negaron los informes de que participaron miembros del SEAL Team 6, el grupo que eliminó a Osama Bin Laden.
"Un ataque de operaciones especiales de Estados Unidos contra Kim en las condiciones actuales haría que el asalto a Bin Laden parezca fácil", dijo Mark Sauter, ex oficial de las fuerzas especiales estadounidenses que operó en la zona desmilitarizada coreana durante la Guerra Fría.
"Pyongyang está rodeada de armas antiaéreas, y pese a que el corpulento Kim representa un blanco grande y lento, él se mantiene en movimiento, siempre rodeado de guardias fanáticos y a menudo en o cerca de complejos subterráneos", afirmó Sauter.
Según fuentes de inteligencia en Corea del Sur citadas por el diario británico The Telegraph, la seguridad personal en torno a Kim Jong Un se intensificó dramáticamente en marzo de 2013 con vehículos blindados desplegados cerca de su residencia personal en Pyongyang, tropas armadas con rifles automáticos en las calles de la ciudad e interferencias a las señales de teléfonos móviles en eventos públicos a los que asistió el líder norcoreano, aparentemente por temor a que pudieran ser utilizados para detonar una bomba.