A un costado del escenario donde el kirchnerismo cerró ayer su campaña con miras a las elecciones legislativas del domingo, había un pingüino: un enorme muñeco inflable alusivo a Néstor Kirchner que causó gracia entre la multitud que esperaba la aparición del ex Presidente. "¡Néstor sabe lo que quiere! ¡Vamos Néstor diputado nacional!", gritaba fuerte un grupo de la Juventud Peronista que llegó temprano al Mercado Central de La Matanza, en pleno corazón del conurbano bonaerense, para apoyar al ex mandatario, quien en su último discurso antes de los comicios se lanzó con todo contra la oposición.

El escenario era gigantesco y lucía en su centro el eslogan oficialista: "Nosotros Hacemos". Una pantalla de última tecnología mostraba fotografías de Juan Domingo Perón y Evita, y, por supuesto, también de los Kirchner en todas sus facetas. Incluso, aparecía una imagen de Ricardo Lagos y otra de Michelle Bachelet. Justo en ese momento irrumpió Kirchner, escoltado por su esposa, la Presidenta Cristina Fernández, además del gobernador de la provincia de Buenos Aires, Daniel Scioli, y la platinada actriz Nacha Guevara, con look a lo Marilyn Monroe. Una admiradora le lanzó la camiseta de la selección argentina. El ex mandatario la recibió y alentó a sus seguidores como si estuviese en un partido de fútbol. "¡Olé, olé olé, olé, Néstor, Néstor!", se escuchaba en ese bastión clave del kirchnerismo en Buenos Aires.

Kirchner, quien "se juega la vida" en las elecciones y que, según las encuestas, posee una leve ventaja sobre su rival, el empresario Francisco de Narváez, partió su alocución con una fuerte defensa al gobierno de su esposa, a quien llamó "Presidenta Coraje". "Yo tuve un vicepresidente como Scioli que me apoyó, pero a Cristina desde el primer día intentaron desestabilizarla. Además, ella tiene alguien que sólo se dedica a armar listas opositoras", afirmó, en clara alusión al vicepresidente Julio Cobos, pieza clave en el conflicto con el agro.

A continuación, Kirchner, quien al igual que su mujer ha cerrado todas sus campañas políticas en La Matanza, en una suerte de "cábala", arremetió contra algunos medios de comunicación, como el diario Clarín. "No hay que hablar de libertad de prensa y actuar como partido político", dijo. Entonces la multitud comenzó a corear "el que no salta es de Clarín". Con tono populista y casi a gritos, el ex Presidente criticó las privatizaciones de sus predecesores y aseguró: "Cuando estén en la cola el domingo, piensen con claridad, nunca más los fondos de los jubilados pueden volver a las AFJP".

"Hemos recuperado 4,5 millones de empleos. Nosotros hacemos", agregó al defender su gestión familiar. Y respecto de su candidatura a diputado indicó: "Hoy me toca ir a defender este proyecto en el Congreso. Allá voy. Voy despojado de venganzas y odios". Entonces, la multitud enloqueció. El sector VIP se puso de pie y comenzó a gritar "Perón, Perón, Perón". Los de más atrás también gritaban y tocaban aún más fuerte sus bombos, cuyo sonido difícilmente les permitió escuchar algo del discurso de su líder. Cristina, por su parte, lanzó besos. Muchos besos.

Al terminar el acto, Kirchner recibió de mala gana una polera que le lanzaron con un pingüino estampado en la parte delantera. Un periodista argentino opina que "Kirchner está nervioso". Es que el domingo, según sostienen no pocos analistas, los Kirchner podrían perder la mayoría en el Congreso. Así, podría ser el comienzo del fin. Pero Kirchner no se da por vencido.

Si bien anoche no apareció en Gran Cuñado, el programa de Marcelo Tinelli que parodia a los políticos locales y que es un fenómeno en plena contienda electoral, sí mantuvo un "surrealista" contacto telefónico con el espacio. Además de bromear con su imitador, le dijo a Tinelli: "¿Qué te pasa Marcelo que llamás a esta hora? ¿Quién te mandó? ¿Clarín?".