Klaus von Storch, 53 años, mantiene intacto el sueño de viajar al espacio. Recuerda que el estadounidense John Glenn realizó por última vez su hazaña a los 77 años de edad. Pero este no es el único hito que le da esperanzas a este chileno que hace una década estuvo a punto de transformarse en el primer compatriota en llegar al espacio. El otro es la avalancha de privados que se han volcado a la carrera espacial.
Robert Bigelow, el dueño de Bigelow Aerospace es uno de ellos. Von Storch lo conoce desde 2004 y estos últimos años ha realizado asesorías para este empresario, cuya firma desarrolla hoy una estación espacial inflable, que será una alternativa a la actual Estación Internacional Internacional (EEI) que controla un consorcio de países.
“En los año 60 se pensó en una estación espacial inflable, que tiene una estructura central rígida y donde todo el resto se infla. Pero en ese tiempo no había materiales que soportaran la radiación y otras condiciones específicas. Él fue desarrollando este tipo de materiales, señala Von Storch a La Tercera.
Esta estación reducirá el costo de ir al espacio porque su modelo de negocios es cobrar por su uso efectivo a los países, a diferencia de lo que ocurre con la EEI, ya que las naciones que integran el consorcio deben pagar independiente de si envían o no un astronauta.
El otro problema de la EEI, es que solo se puede llegar a ella a través de la nave rusa Soyuz, después que EE.UU., jubiló los transbordadores espaciales, en 2003, tras el accidente del Columbia y por el alto costo de las misiones en este tipo de naves.
Cohetes reutilizables
El otro hito a hará que los viajes al espacio sean más económicos son los cohetes reutilizables, que permitirán llevar tripulación al espacio. A fines del año pasado, Space X probó con éxito esta tecnología que permite su reingreso a la Tierra sin destruirse, disminuyendo el costo de un relanzamiento.
Von Storch ve con buenos ojos que estas pruebas sean exitosas, aunque en este oportunidad no se probaron con tripulación, porque en definitiva son la base de los nuevos sistemas que se utilizarán para llegar a la estación de Bigelow en los próximos años. También sigue de cerca otros proyectos similares, como el que desarrolla la Boeing para tripulación.
“Se van a acelerar las oportunidades de ir al espacio”, asegura este ingeniero aeroespacial y ex piloto de la Fach, que hoy comparte la aspiración de viajar, con sus actividades privadas y su participación en el Comisión Científico-Técnica que asesora al Consejo de Ministros para el Desarrollo Espacial, que hoy trabaja en la creación de una nueva institucionalidad y el reemplazo del Fasat Charlie (ver nota principal).
¿Cómo recibes el éxito de las pruebas que está realizando el sector privado?
Es bonito ver como el sector privado está participando en forma muy activa en los vuelos tripulados en el corto plazo y a un nivel competitivo para que los costos sean accesibles a más países o a personas que quieran hacerlo en forma independiente.
¿Cuánto tiempo podría pasar hasta que esté lista una nave para tripulación?
En dos o tres años debería haber novedades.
La primera vez que intentó ir al espacio lo hizo con apoyo del gobierno, ¿ahora será sólo por la vía privada?
El gobierno está buscando crear políticas espaciales y si bien no existen los recursos para enviar un astronauta chileno al espacio, sí existen las conexiones y los experimentos que hacen interesante que esto suceda, por lo tanto, el respaldo a este tipo de gestiones sí está.