Deje a un ser humano a solas frente al inmaculado merengue de una torta, hinchadas burbujitas de plástico o un hermoso caballo, y serán pocos los que se resistan a tocarlos. Ko Murobushi es de esos pocos. Hace más de dos años que este maestro del butoh trabaja con cuatro estrellas equinas y asegura que nunca les ha puesto un dedo encima. Se lo impide el consejo de Bartabas, el francés que creó el teatro equino y que lo dirige en El centauro y el animal, la obra con la que ambos estarán en el festival Stgo. a Mil, organizado por Fitam y presentado por Minera Escondida (operada por BHP Billiton).
Hay que tener precauciones. "Los caballos son muy sensibles, Bartabas no me deja tocarlos, porque su reacción puede ser riesgosa. Pero ellos me conocen, se acuerdan de mí y saben de memoria mi coreografía, si hago algún movimiento nuevo ellos lo notan inmediatamente", dijo Ko a La Tercera durante su primera visita a Chile. Fundación Japón y Zen Movimiento Cultural lo trajeron en noviembre a dar talleres y una única función de Quick Silver (2006), la misma obra por la que Bartabas decidió trabajar con él luego de verla.
El jueves 17 de enero, Ko debutará en el escenario del Teatro Municipal. Aparecerá sólo con la cabeza tapada por una gasa, creando una melodía con los golpes de su cuerpo retorciéndose sobre un piano mientras de fondo suenan líneas de Los cantos de Maldoror, de Lautréumont. Es el comienzo del Centauro y el animal y los minutos previos a la entrada de Bartabas montando un caballo negro.
En escena, se moverán en dos planos. Por un lado, Ko casi desnudo y completamente pintado de plateado. Y por otro, Bartabas junto a sus caballos Horizonte, Pollock, Tintoretto y Soutine. Ko, haciendo lentos movimientos que "desarrollan la transformación de humano a animal", según él mismo cuenta, y Bartabas fundiéndose con sus caballos como jinete, centauro o persona con rostro animal.
Dos años tardó Bartabas en conseguir que sus caballos se movieran con la lenta esencia del butoh. Luego, sólo un mes antes del estreno, llegó Ko para unir su trabajo al del domador y sus caballos. Su aporte está muy vinculado a lo que hace en Quick Silver, de hecho, hay partes que son idénticas, con el japonés avanzando como un caballo o cayéndose como un gusano.
La obra se estrenó en Francia en septiembre del 2010. Si algo intrigaba a Ko entonces, era la reacción que tendría el público, uno familiar, muy distinto al que él estaba acostumbrado a enfrentar. "Les gusto, parece", dice hoy con la experiencia acumulada tras dos años de funciones en Francia, Inglaterra, España, Italia y China.
Ko partió su formación en 1968, cuando a los 21 años se hizo discípulo de Tatsumi Hijikata, uno de los fundadores del butoh. Luego se fue a la montaña como yamabushi, un tipo de monje eremita budista típico de Japón. No duró mucho. Regresó y creó la compañía de butoh Dairakudan. Fue el comienzo oficial de una carrera que lo llevó en 1978 a presentar por primera vez una obra de butoh en París, por lo que es reconocido como el responsable de introducir este tipo de danza a Europa.