Koh Lipe, el edén del Mar de Andamán
Parece casi imposible imaginar estar en una playa sólo para uno, como si fuéramos un náufrago. Pero en Tailandia, muy cerca de la frontera con Malasia, existe un destino impresionante, propicio para el buceo en un mar que ofrece un festín de colores y peces. Pero por sobre todo, un lugar para el descanso.

Palmeras y arenas tan blancas que encandilan. De fondo, un mar de aguas color turquesa y tan tibio que casi parece un baño de tina. Además, una puesta de sol de aquellas que se ven sólo una vez en la vida, como para embobar a cualquiera. Por ello, muchos asocian este lugar al paraíso, un sitio al que sólo tendrían acceso aquellos que se portaron bien en este mundo... Pero la verdad, ni sacerdotes ni santos, el lugar, aunque similar a lo que debe ser el edén, existe. Se llama Koh Lipe y es una isla al sur del Mar de Andamán, en el Parque Nacional de Tarutao, en Tailandia.
A medida que pasan los años, las playas del sur de Tailandia se han puesto de moda, en especial, tras la embestida de una suerte de avalancha de jóvenes mochileros que buscan nada más que fiestas de la luna y los famosillos buckets, cubetas de alcohol capaces de derribar a los más resistentes. Por ahora, Koh Lipe huye de la clásica y abultada ruta turística. Por el contrario, mantiene un turismo incipiente, auténtico y tranquilo para quienes sueñan con tardes de paz, más aún durante la presente temporada baja. Sus tres playas son ideales para el relajo y la buena vida: Pattaya, donde se encuentran los principales resorts y bares; Sunrise (Hat Chao Ley), con unos cuantos negocios y bungalows dispersos, además del mejor snorkeling de la isla, y Sunset (Hat Pramong), playa solitaria donde es posible deleitarse con una bella puesta de sol. Caminar entre una y otra se puede hace en no más de 15 minutos.
Koh Lipe pertenece a un archipiélago de 51 islas, es la única colonizada y no se ha construido en altura. Tan sólo una lancha rápida entrega servicio (1.000 bahts, unos $ 15.000, ida y vuelta) de transporte a diario desde el puerto de Pakbara, en la provincia de Satun. No más de 20 pasajeros realizan el viaje de una hora y media, en un intento que puede llegar a ser muy húmedo y vibrante debido a las fuertes marejadas. Al llegar a puerto -que en realidad no es más que un desembarco en la arena misma-, un grupo de aldeanos y dueños de bungalows lo reciben como si se tratara de una bienvenida familiar.
La primera tarea es buscar alojamiento -en caso de no tener reserva- y puede parecer extraño no ver a ningún otro viajero en la misma, a pesar de ser una isla tan pequeña. Pasadas las ocho de la noche, uno hasta puede llegar a sentirse solo, y de no ser por unas motos que zigzaguean por las pedregosas calles, la villa podría pasar por pueblo fantasma. Un premio para quienes llegan a Koh Lipe en busca de armonía; una pesadilla para los amantes del desorden y del vicio. El turismo en la isla apunta a quienes buscan descanso y uno de los mejores buceos en el Sudeste Asiático.
Precisamente, hay diversas alternativas para disfrutar de un buen día de snorkeling o buceo. La más popular es la que ofrece el resort y Diving Centre Castaway, a orillas de la playa de Sunrise. Aquí, es posible arrendar aletas, mascarilla y tubo (100 bahts, $ 1.500), para disfrutar de la belleza de cientos de peces de todos colores y tamaños en forma independiente. Otra buena opción es nadar desde la orilla de Sunrise Beach, hasta las diminutas islas de Koh Kra y Koh Usen, a sólo 50 metros de distancia desde la playa. Se requiere una condición física intermedia, aunque, generalmente, es posible descansar en el camino debido a la poca profundidad. Buenos nadadores no tendrán dificultad en ir de Kra a Usen.
Si el buceo es lo suyo y no le basta con mirar el fondo marino desde la superficie, Lipe cuenta con al menos siete locales que lo trasladan a diferentes puntos del archipiélago de Adang, siendo los más solicitados Koh Chabang, donde sumergirse a 16 metros puede resultar pintoresco, debido a la diversidad en sus jardines de coral blando y la enormidad de colores que allí se ven; y Koh Sawang, de gran visibilidad, ideal para ver grandes especies, como mantarrayas. El precio varía entre los 1.200 bahts para sumergirse cerca de la orilla, hasta los 3.500 para hacerlo desde un bote. En tanto, realizar un curso PADI para aprender a bucear durante cuatro días en mar abierto cuesta 12.150 bahts durante esta temporada baja ($ 200.000). Una opción más económica es el Scuba Diving Experience, que bajo la supervisión de un instructor podrá bajar hasta 12 metros, sin tener que aprender a bucear (2.250 bahts, unos $ 35.000).
Javier Sanz, catalán y dueño del hostal The Box Lipe Resort, cuenta que llegó a estas tierras hace poco más de tres años y que en aquel entonces, tan solo existía un restaurante y unos cuantos bungalows cercanos a la playa de Pattaya. Hoy, la situación es muy distinta, con un turismo que crece en forma veloz. Asegura que Lipe está en camino a transformarse en el nuevo Koh Phi Phi, debido al dinero que invierten autoridades para construir resorts, restaurantes y bares a lo largo y ancho de la isla. Algo que no deja de ser cierto, pues de cada tres sitios, dos están en plena construcción. Por ahora, es posible comprar un atún a los pescadores por unos cuantos bahts y pedir que lo cocinen en algún restaurante.
CHAO LEH, GITANOS DEL MAR
Rechazados por algunos, admirados por otros, los chao leh o "gente del mar", es una etnia bastante especial en estas costas. Nómades desde hace más de 400 años, son expertos pescadores y buzos que no gustan de las cámaras ni micrófonos. Por el contrario, viven aisladamente en las playas aledañas y también en Koh Lipe. No creen en dioses terrenales, más bien en espíritus del mar. Es posible visitarlos si se organiza un paseo por el día en uno de los bulliciosos long tail boats, famosas embarcaciones del mar de Andamán. Un paquete que ofrece traslado a la vecina isla de Koh Adang, no cuesta más de 1.250 bahts -es posible negociar- con tiempo para snorkeling y una visita a unas bellas cascadas, más un vistazo a Koh Hing Nam, isla repleta de piedras y monolitos de rocas hechos por los mismos turistas. Dicen que quien se lleve una a casa, será perseguido por la mala fortuna. Nadie lo intenta.
En la vecina isla de Koh Adang, en tanto, los chao leh viven sin presiones en casas construidas en madera y bambú. Es posible entender allí su singular método de pesca en unas jaulas que bajan a profundidades de más de 30 metros, las que dejan durante días, hasta que se llenan de peces que son utilizados para alimentarse. No utilizan ni tanques de oxígeno ni aletas, lo que parece ser un acto suicida. Se puede preguntar en The Box Resort por precios. El paseo está a cargo de un español. Castaway Resort ofrece un trayecto similar, pero incluye equipo de snorkeling y almuerzo (800 bahts por persona).
De regreso a la isla y al anochecer, un buffet a la luz de las velas (350 bahts) en el restaurante del Castaway Resort, a orillas de la Sunrise Beach, que incluye en el menú chuletas de cerdo, pollo a las brasas, ensaladas y frutas tropicales, es un deleite para culminar la jornada. Porque ya sea con luna llena en una noche despejada o una tormenta eléctrica en el horizonte, Koh Lipe está para perderse y no salir jamás de acá.
GUIA
COMO LLEGAR
A Tailandia, hay vuelos desde
US$ 2.767 aprox. Para llegar a Koh Lipe, lanchas ofrecen servicio de transporte desde Pakbara, provincia de Satún ($ 15.000, ida y vuelta).
DONDE DORMIR
Jack's Jungle. Bungalows a 200 m de Sunset Beach, por US$ 40 la noche.
Mountain Resort. A orillas de Sunrise Beach, desde US$ 36.
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