Fue la final femenina más rápida de los últimos 31 años. Petra Kvitova venció a Eugénie Bouchard por 6-3 y 6-0 en 55 minutos, algo que no ocurría desde 1983, cuando la también checa, Martina Navratilova, derrotó por 6-0 y 6-3 en 54 minutos a Andrea Jaeger.
Luego de la victoria, Kvitova, que ya había ganado Wimbledon en 2011, mostró su emoción con el título: "Simplemente estoy contenta de estar sentada aquí como campeona de Wimbledon. Por supuesto, en adelante voy a seguir trabajando duro. Espero que este no sea el último", afirmó la deportista.