La noche del miércoles pasado, Adolfo Zaldívar aún no cumplía tres meses de militancia en el PRI (Partido Regionalista de los Independientes), pero ya detentaba el cargo de presidente de esa colectividad, cargo que alcanzó esa noche con apoyo de la mayoría del consejo general del partido. Su meteórica carrera partidista, sin embargo, no es un caso inédito, pues su antecesor, el diputado Jaime Mulet, asumió la presidencia con tres semanas de militancia en el PRI.

La génesis del partido se remonta al 2006, cuando dos movimientos amenazados por la desaparición al no sumar 5% de la votación parlamentaria, decidieron fusionarse: la Alianza Nacional de Independientes (ANI) y el PAR (Partido Alianza Regional), que encabezaba el caudillo iquiqueño Jorge Soria.

Pero los problemas de Soria con la justicia provocaron el primer quiebre de la colectividad. En julio de 2007, la diputada Marta Isasi -quien hoy se repostula al Congreso en la lista de la UDI- decidió abandonar el PRI por sus diferencias con el ex alcalde, quien tiempo después también abandonaría la colectividad.

Fue en ese momento que todo el peso del PRI cayó sobre su presidente, Juan Carlos Moraga. El hombre había sido un histórico del PS, pero tras inscribir a esta colectividad en los registros electorales a fines de los 80 y llamar a votar nulo en 1988, fue criticado por sus compañeros y hasta fue acusado de tener vínculos con la CNI. Terminó renunciando al PS.

Entre 2006 y 2008, Moraga logró mantener a flote el PRI. Logró acercarse a movimientos de ex militares e incluso el director de "Chile mi Patria", Rafael Villarroel, sostuvo reuniones buscando un acuerdo.

Moraga buscó cambiarle el nombre al partido porque PRI se asociaba a la colectividad que, durante décadas, detentó el poder en México. Moraga propuso el nombre Pare (Partido Regionalista), pero no alcanzó a concretar su proyecto cuando otro dirigente se hizo cargo del partido.

Se trataba de Mulet, quien había dejado la DC en enero de 2008, entrando al PRI en mayo y asumido la presidencia ese mes. A Mulet lo acompañaban otros dos diputados ex DC, Carlos Olivares y Eduardo Díaz, que pasaron a controlar el partido. El grupo también intentó cambiarle el nombre por el de Partido Social Cristiano, pero la idea no prosperó.

La etapa coincidió con el nuevo aire que tomó el partido gracias al 7,56% de los votos que alcanzó el pacto "Por un Chile Limpio", que encabezaba el PRI, en la elección de concejales. Hoy el partido postula a 65 candidatos al Parlamento y espera igualar el porcentaje alcanzado el año pasado.

En cuanto al tema presidencial y a diferencia de otros partidos, esta colectividad tampoco ha tomado una definición. El miércoles, Zaldívar dijo que dejaba en libertad de acción a los militantes. El diputado Díaz afirmó  que apoyaría a Piñera. Dos días después, Mulet expresó en Copiapó su compromiso con Enríquez-Ominami. El diputado Pedro Araya, en tanto, se ha mostrado cercano a Frei.