Hace poco más de un año que la familia de Mónica Muñoz, compuesta por su marido y sus tres hijos, practican escalada en el muro instalado en un patio interior de su casa en Peñalolén.
Como ellos, Soho Langben, destacada deportista nacional que obtuvo el tercer lugar del Master Sudamericano de Bouldering 2014, desarrollado en el Parque Bicentenario en Vitacura, hace unos días, también lo hizo. "En mi caso es porque toda mi familia practica escalada y como vivimos en las afueras de la ciudad, nos acomoda tener un muro del cual podemos disponer cuando queramos. Además, el sueño de todo escalador es tener uno en su casa", cuenta Soho.
Según un catastro realizado por la revista Primer Pegue, en Santiago hay alrededor de 1600 personas que practican la escalada, sea en gimnasios, universidades, en roca o en sus casas.
Y es que acercar al hogar la práctica de un deporte considerado uno de los más completos, por el desarrollo físico y mental que implica, es una tendencia al alza, según cuenta Juan José Fernández, escalador hace 20 años, socio del gimnasio Casa Boulder e instalador de muros o boulder.
Obviamente, él tiene uno en su casa de La Reina y en los últimos años ha instalado más de 15, distribuidos en las comunas de Las Condes, La Dehesa, Chicureo, entre otras. Su empresa es la encargada, hace ocho años, de instalar los muros que se usan en la competencia internacional que se realiza en el Parque Bicentenario, todos los años.
El más extraño que le tocó instalar fue al interior del departamento de una joven alemana que vive en La Dehesa, específicamente en el living del inmueble. "Su departamento era pequeño sin patio y el living era el único lugar para hacerlo", cuenta Fernández.
Deporte intenso
Para tener un muro de escalada en el hogar no es necesario un gran espacio. Basta con cinco metros cuadrados. De hecho, mientras más pequeño, la exigencia es mayor. Una hora de boulder equivale a tres horas de ruta, aunque sea en gimnasio; y tres horas de gimnasio equivalen a todo un día a escalada en roca, explica Fernández.
Agrega que "la roca tiene cambios de inclinación que permiten más descanso, en cambio lo que buscamos con los muros artificiales es que sea más intenso para que valga el esfuerzo".
En tanto, para la jefa de operaciones de Geoaventura de Las Vizcachas, Sandra Aguilar, "el fenómeno se explica porque es una actividad económica. Como se trata de una construcción metálica, con placas de madera y presas de resina, si bien el costo inicial es alto, entre $ 600 mil a $ 2 millones, según sea su tamaño, es una inversión, ya que los usuarios se ahorran el traslado y, además, las mantenciones se hacen con poca frecuencia".
Asimismo, muchos padres han optado por impulsar el deporte en sus hijos instalando muros en sus casas, que incluso les permiten un entrenamiento en conjunto. "La naturaleza de los niños es trepar, por ende es una actividad que disfrutan mucho y nosotros también", dice Mónica Muñoz.
El muro en casa es sólo la preparación para llegar a la roca. Algunos de los lugares para practicar en Santiago son El Arrayán en Las Condes, el Manzano y Baños Morales en el Cajón del Maipo.
"Hoy ver en la cuesta las Chilcas escaladores trepando a un costado de la carretera es cosa de todos los fines de semana. Ya no son unos cuantos locos colgando de las rocas y muros, son miles", remata Rocío Cortinez directora de Primer Pegue.