Apenas regresó de su gira por Japón y China, la primera quincena de este mes, el Presidente Sebastián Piñera convocó a una extensa reunión a los ministros del comité político de La Moneda. Se trataba de un encuentro especial. La vocera Ena von Baer aún estaba complicada por una gripe que la mantuvo en cama durante varios días, pero de todos modos acudió a la casa de Gobierno, porque el Mandatario quería impartir una serie de instrucciones. La más relevante apuntó a reforzar un mensaje que había dado días antes de partir de viaje, en un consejo de gabinete realizado el 29 de octubre, y que pasaba por aprovechar el capital político obtenido por el rescate de los 33 mineros para impulsar tres grandes reformas: Educación, Salud y Modernización del Estado.
En la reunión del comité político, a la que asisten tradicionalmente los ministros Von Baer, Rodrigo Hinzpeter, Cristián Larroulet y Felipe Larraín, Piñera partió anunciando que realizaría una cadena nacional el domingo 21 para dar a conocer los cambios que introducirá el gobierno en Educación. Según dijo en la cita, y luego repitió en público, se trataba de la reforma "más trascendente y ambiciosa" en el área desde la realizada por el ex Presidente Eduardo Frei Montalva.
"Aquí el gobierno se va a jugar al 100%. Que (Joaquín) Lavín recorra el país explicándoles a los padres por qué les conviene el nuevo modelo y que el resto del gobierno lo apoye", señaló el Presidente a sus ministros.
Así, al término del encuentro, la ministra Von Baer llegó a su despacho con la instrucción de coordinar con la Secretaría de Comunicaciones una férrea defensa del gabinete y los parlamentarios de la Alianza a la reforma de Lavín. En paralelo, durante su mensaje televisado, Piñera calificó a la reforma como "la madre de todas las batallas". Hablaba de un paquete de medidas, que incluye la creación de 50 liceos de excelencia y un profundo cambio al Estatuto Docente, entre otras cosas.
El proyecto de Educación ingresó esta semana a la Cámara de Diputados con categoría de "suma urgencia". El martes 23 era el día escogido por La Moneda para desplegar una fuerte ofensiva en torno a la iniciativa, lo que fue interrumpido por el fatal accidente de un bus en la Ruta 78.
La decisión de enviar la iniciativa sin haberla consensuada previamente, tal como explicó Piñera a algunos ministros y parlamentarios, como Andrés Allamand y Pablo Longueira, apuntaba a evitar que el debate se extendiera. Los plazos del gobierno, además, dejaban en jaque al Colegio de Profesores al no estar en condiciones de llamar a movilizaciones mientras se tramite el proyecto -en ese período comienzan las vacaciones de los estudiantes- y la baja adhesión del gremio en algunos sondeos constituye un obstáculo para la Concertación.
Los planes de Piñera eran claros: nada podía atentar en contra de que la reforma entre en vigencia en marzo de 2011.
En el gabinete todos estaban al tanto de los planes. En cuanto se inició la elaboración del presupuesto 2011, el jefe de Estado instruyó al ministro Larraín a ordenar los recursos fiscales de acuerdo con las reformas que, según le planteó, constituirían "el corazón de mi Gobierno". "Estos temas son los que van a marcar mi administración, así es que conversa con los ministros sectoriales para que planifiquen en 2011 pensando en las reformas", le señaló al secretario de Estado.
En privado, Piñera comentó a sus cercanos que estaba siguiendo la "receta Sarkozy", en alusión a una conversación que sostuvo con el Mandatario francés en 2009. Entonces, era candidato y realizaba una gira por Europa. "El me dijo que las reformas importantes, las de fondo, hay que sacarlas rápido, cuando se viene con el viento favorable de la elección. Yo le creo", ha dicho el Mandatario varias veces a sus colaboradores.
Las otras reformas
"El 2011 será el de las reformas estructurales en materia de crecimiento y productividad, en ciencia, innovación y tecnología; en materia de pobreza e igualdad de oportunidades, en educación, salud, de modernización del Estado y de perfeccionamiento de la democracia", dijo Piñera esta semana en Enade.
A esa altura, el Presidente no sólo había echado a andar los cambios en Educación. El lunes pasado, luego de encabezar la ceremonia en que dio a conocer la reforma junto a Lavín, Piñera sostuvo un reservado encuentro con el titular de Salud, Jaime Mañalich. En el encuentro le dejó claro que tras el anuncio de esa mañana vendría el turno de Salud.
"Aquí lo que hay que eliminar es eso de 'la espera', listas de espera, tiempos de espera en urgencias", le planteó Piñera, al abordar otro reto del gobierno: completar la reforma sanitaria que inició el ex Presidente Ricardo Lagos.
Una de las primeras iniciativas será la implementación del bono Auge, a fines de año. Se trata de poner en práctica la garantía -establecida ya en la ley- de que si el sistema público no cumple con los plazos programados para atender una de las 69 patologías Auge, el paciente puede exigir que Fonasa consiga en 48 horas un prestador privado. La idea es que en seis meses se acabe la lista de espera Auge, que hoy asciende a 140 mil personas.
El martes 30 se darán a conocer las conclusiones respecto a la modificación de sistema de licencias médicas y de financiamiento del sector. El ministro Mañalich ya prepara cinco proyectos de ley para que el informe de un panel de expertos del área se lleve a la práctica.
El momento escogido por el Presidente para abrir reformas en dos frentes sensibles, como Educación y Salud, tiene varias razones. La primera pasa por retomar la agenda del gobierno y los compromisos de campaña, sometidos a una serie de vaivenes tras el terremoto del 28 de febrero, el proceso de reconstrucción, los festejos del bicentenario y luego el rescate de los 33 mineros.
El episodio en el pique de San José instaló al Presidente y al gobierno en sus más altos índices de popularidad, La Moneda ahora pretende invertir ese capital. "Estamos terminando el año de una forma muy positiva, algo que nosotros no teníamos pronosticado cuando asumimos y la primera evaluación que hacemos es que se puede invertir en cambios de fondo cuando existe capital político para ello", señala un asesor presidencial.
El 2011, sin embargo, siempre estuvo considerado en los planes de Piñera como el año en que debía echar a andar las reformas de su gobierno. Por varias razones, según señalan en La Moneda. 1) No habrá elecciones de por medio, a diferencia de 2012 y 2013, que estarán marcadas por las municipales y la campaña presidencial. 2) El próximo año se aplicará el presupuesto diseñado por esta administración con los énfasis y prioridades que el Presidente pretende ejecutar. 3) El gobierno cree que enfrentarán en mejor pie a la Concertación, que aún no se recupera del todo de la derrota en las presidenciales. En La Moneda, sin embargo, están conscientes de que deberán entablar una difícil negociación con el bloque, en la medida que el gobierno no cuenta con mayoría en el Congreso y que el ir en busca de votos "díscolos" tiene algunos riesgos. Lavín será el primero en abrir puentes: mañana contempla reunirse con los timoneles opositores y ya ha sostenido una serie de encuentros privados con personeros concertacionistas.
El plan de Larroulet
Uno de los negociadores de las reformas en el Congreso será el ministro Cristián Larroulet, quien, en paralelo, tiene a cargo la tercera reforma prioritaria para La Moneda: modernizar el Estado.
Larroulet está preparando desde hace meses un plan que busca "desgrasar" el sistema público, lo que implica, entre otras cosas, "digitalizar" los trámites mediante el uso de sistemas tecnológicos. La iniciativa no sólo pasa por contar con una inversión en nuevas plataformas tecnológicas y capacitación al sector público, sino que, además, con fondos para cursar despidos de funcionarios.
"Es un cambio de alto costo político y económico, porque despedir gente siempre genera rechazo y porque hay que contar con recursos para indemnizaciones", señala una alta fuente de gobierno.
Sobre la mesa está de alguna manera reducir el tamaño del Estado y el primer paso se dará este año, al no renovar contratos al 3% de los trabajadores a contrata y honorarios.
Otros cambios significativos en el área será la reestructuración de ministerios. El de Agricultura sumará a pesca y asumirá el nombre de ministerio de Alimentos. Economía, en tanto, agregará innovación y tecnología. Interior asumirá Seguridad Ciudadana y será prioritario.
"Este es el momento de acelerar. Los equipos ministeriales ya se afiataron, la Concertación aún no está articulada, las encuestas están a nuestro favor. No se puede desperdiciar una oportunidad así", resume un colaborador de Piñera.