Hace 102 años ni siquiera el propio compositor del Preludio a la siesta de un fauno estuvo de acuerdo con que lo que el gran bailarín y coreógrafo ruso Vaslav Nijinsky proponía sobre el escenario del Théâtre du Châtelet en París. Rasgando las vestiduras del ballet clásico, Nijinsky propuso un juego erótico, donde primero se posaba el talón, a continuación los dedos y, finalmente, se mostraba la nueva expresión coreográfica en todo su esplendor. Es decir, al revés de lo que hacían los bailarines clásicos. En el primer ensayo con público, todos quedaron mudos y nadie aplaudió. En el estreno, el compositor de la pieza Claude Debussy abandonó la sala, refunfuñando: "Han interpretado groseramente la palabra satisfacer".
La pieza, un golpe a la cátedra coreográfica, es una de las 10 obras que este año trae el Festival de Coreógrafos que presenta el Teatro Municipal desde el próximo miércoles 27 al sábado 30. En rigor, es una nueva versión del ahora clásico trabajo de Vaslav Nijinsky, realizado por la bailarina y coreógrafa independiente Isabel Croxatto. "Es una gran responsabilidad realizar esta pieza, en la que llevo un año trabajando, sobre todo considerando que la primera, la de 1912, es la que introduce la modernidad en la danza", explica Croxatto, que ha ensayado con el Ballet de Santiago en las tres últimas semanas.
"Lo que me interesa es introducirme en los laberintos de esta pieza desde que Nijinsky la hiciera en 1912. Es una labor como de hacker, donde también aludo a la imagen y, sobre todo al cuerpo, que en nuestra época está tan marcado por la tecnología, la cirugía plástica, la genética", agrega sobre la obra de 30 minutos de duración que utiliza y "decodifica" la música de Debussy. "El trabajo de los 33 bailarines, la iluminación de Cristián Reyes y la reutilización de la música de Debussy que hace Marcelo Martínez es fundamental en la pieza", agrega Croxatto.
La nueva obra es un síntoma de la dirección que tiene el Festival: realizar otra coreografía para una pieza que ya en su tiempo fue rupturista significa darles espacio a las creaciones del futuro. Instalada como una fecha más de la temporada del Ballet de Santiago, al igual que las de Giselle o Cascanueces, la muestra incluirá todos los días las 10 creaciones, en una especie de maratónica sesión por jornada. En varias de las presentaciones estarán destacados bailarines del Ballet de Stuttgart, uno de los más importantes del mundo y pionero en combinar danza contemporánea con repertorio clásico. "Para mí, que siempre me he movido por otras vías, es realmente un privilegio tener a mi disposición a este grupo de bailarines de tan gran nivel", dice Croxatto.
Banch en el Municipal
Otro de los hitos del Festival será la presentación del Ballet Nacional Chileno (Banch) en el Teatro Municipal. Es la primera vez, en sus 73 años de vida, que el ballet de la Universidad de Chile sube a este escenario y es, al mismo tiempo, signo de apertura al repertorio contemporáneo, que es el que usualmente hace el Banch. "Es una gran señal de parte del Teatro Municipal y significa también que el Ballet de Santiago y el Ballet Nacional Chileno no son competencia, sino que perfectamente pueden convivir con sus diferentes propuestas", explica el francés Mathieu Guilhaumon, director del Banch, que mostrará extractos de las piezas Añañucas y La hora azul, con música de Vivaldi y Chopin , respectivamente. "Yo no veo oposición entre danza clásica y contemporánea. Por el contrario, venimos de la tradición clásica y ambos enfoques se pueden complementar", añade Guilhaumon.
A nivel internacional destacan, por ejemplo, los estrenos del argentino Demis Volpi y el israelí Itzik Galili. El primero, que es coreógrafo del Ballet de Stuttgart y el año pasado presentó en Chile la elogiada Spaceman, ahora trae Creación, realizada especialmente para el Ballet de Santiago y su titular Luis Ortigoza. Galili, por su parte, dará a conocer Mono Lisa, una propuesta que utiliza el sonido de una máquina de escribir en un escenario despejado en el que danzan los primeros bailarines de Stuttgart, Alicia Amatriaín y Jason Reilly.
El Festival de Coreógrafos es una apuesta del Ballet de Santiago y talvez las palabras de su directora Marcia Haydée lo resumen mejor: "Será una noche de riesgos y sorpresas. Es una jornada de estrenos mundiales, de primeras veces en Chile, del debut de estrellas. Es un festival que celebra la creatividad de diferentes latitudes y es, ante todo, un viaje por la versatilidad y riqueza de la danza contemporánea".