La artesana que llevó la ñocha a París

imagen-37683343

Juanita Maribur mantiene viva la tradición de crear productos con la planta cordillerana.




"No muchos trabajan la ñocha. La gente se cansó porque los precios eran bajos y la venta muy difícil", cuenta Juanita Maribur, artesana mapuche que hace una semana viajó junto a otros nueve chilenos a la Bienal de Artesanía de París.

Ella, en conjunto con sus compañeros de la agrupación Ñocha Malen, de la comuna de Cañete en la Región del Biobío, es una de las pocas artesanas que continúa trabajando con esta versátil planta.

Comenzó a elaborar elementos con este material cuando era niña, y gracias a su ardua experiencia logró tener incluso un sello de excelencia otorgado por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) en uno de sus diseños: una singular panera hecha a telar. La misma que causó furor en Francia, al igual que sus lámparas y el resto de los objetos que llevó.

"Llevamos poquitas cosas porque eran de muestra, pero una tienda de allá (en París) compró todas las lámparas que teníamos e incluso pidieron que se enviaran tres más", cuenta orgullosa, pues el stand de Chile fue uno de los elogiados en el evento. Sobre la experiencia, dice que "fue maravillosa para mí como representante de Ñocha Malen. Esto nos viene muy bien porque vamos a tener otros contactos. A la gente de allá le interesaron mucho los productos chilenos y sirve para que la cultura mapuche no se pierda, porque más gente tendrá la intención de trabajar con la ñocha", explicó.

Para ella, el viaje y el éxito fueron inesperados pues no postuló directamente para participar en el certamen sino que fue Claudia Hurtado quien realizó la inscripción. Ella es funcionaria de Forestal Mininco y hace cinco años llegó a la zona y a través de un proyecto organizado por CMPC creó la agrupación de artesanos.

Además de eso, la empresa también realizó trabajos para la recuperación de la ñocha, que se encontraba en inminente peligro de extinción. De hecho, actualmente la artesana tiene algunas de esas plantas en su hogar, cosa que antes no era posible pues solo se encontraba en la cordillera.

Lo anterior ha facilitado el proceso de producción, pero no asegura la abundancia de la materia prima. "Mi hermana tiene un sombreadero que tardó un año para cosechar unas hojitas", y añade que "ahora lo cosechamos cada tres meses pero no en gran cantidad porque tiene 40 matas".

En cuanto a los precios de los productos, estos varían según el tamaño de cada uno. Sin embargo, Maribur cuenta que para hacer uno de sus diseños estrella puede demorar hasta tres días.

"Para hacer una panera, por ejemplo, tengo que trabajar todo el día porque es un producto especial", dice, y añade que "desde que empecé a trabajar firme en Ñocha Malen no he dejado el tejido de lado. Le dedico dos o tres horas diarias".

Comenta

Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.