La idea de escribir una novela basada en la historia de sus padres y en su propia experiencia surgió cuando estaba embarazada. Un libro con el que su hija, hoy de cuatro años, puede entender las dificultades que enfrentaron sus abuelos y la discriminación que ella misma sintió. Eso es lo que busca Ishmael's Oranges (Las naranjas de Ismael), de Claire Hajaj, un relato sobre Salim y Jude, un musulmán palestino y una judía británica, que se enamoraron en 1967, en los mismos días que en Medio Oriente estallaba la Guerra de los Seis Días y se redibujaban las fronteras de Israel y los territorios palestinos.
Es precisamente la historia de sus padres, Mahmoud Hajaj y Deanne Shapero. El vivía con su familia en Jaffo (ciudad árabe situada junto a Tel Aviv), pero tras la guerra árabe-israelí de 1948-1949 tuvieron que abandonar su casa y convertirse en refugiados. Ella, cuya familia llegó a Reino Unido huyendo de los linchamientos en Europa Oriental, nació precisamente el mismo día en que se declaró la fundación del Estado de Israel, el 14 de mayo de 1948.
Ambos, tal como en el libro, se conocieron en el verano (boreal) de 1967 y lograron casarse en 1969, tras superar las reticencias iniciales de sus familias, pero no así de sus comunidades. Un año después de que naciera Claire en Londres, en octubre de 1973, la familia se mudó a Kuwait, hasta donde Mahmoud había llegado contratado como contador por una gran firma estadounidense. Ahí la familia Hajaj crecería con la llegada de un hijo y otra hija. Pese a no ser religiosa, Deanne mantuvo su identidad judía y acostumbraba a encender velas al comienzo del shabat en su departamento y a celebrar la Pascua.
Pese a todo, esos años no fueron felices para Claire, ya que el sentimiento antiisraelí fue en aumento, al igual que los temores de su madre. Una tensión que terminó por quebrar la relación de sus padres, algo que se hizo más profundo con el ingreso a la secundaria de la joven y la aproximación de la Intifada, en 1987. La separación se hizo inevitable y a fines de esa década Deanne partió sola con sus hijos de regreso a Reino Unido.
Claire, en tanto, terminó el colegio y estudió Literatura Inglesa en Oxford. Durante mucho tiempo no quiso saber del conflicto en Medio Oriente. Hasta que en 2002 fue contratada por Naciones Unidas y tiempo después viajó a Irak tras la caída de Saddam Hussein, un cargo que la llevó también a Pakistán, Nigeria, Myanmar, Indonesia y Jordania. Se casó con un ciudadano de Nueva Zelandia, también funcionario de Naciones Unidas, quien fue asignado a Beirut, Líbano, donde vive hasta hoy y trabaja para Unicef ayudando a los refugiados sirios. Fue cuando quedó embarazada que comprendió que no podía evitar abordar el conflicto que había destruido a su familia y se propuso entregarle toda su experiencia como hija de una judía y un musulmán.
"La raíz del conflicto (palestino-israelí) es la falta de empatía, de demonizarnos mutuamente para justificarnos y culparnos. Tengo las herramientas para empatizar con ambos lados y desde ambos lados, (…) para construir un sentimiento de humanidad compartido y abrir oportunidades para conversaciones humanas", explica Claire.
Por eso escribió una novela sobre su historia familiar, porque "la ficción es una mejor forma de alcanzar estos objetivos que las historias políticas. Te pone en los ojos y los zapatos de otra alma -incluso en la de un enemigo- y te hace caminar su recorrido, sentir su dolor, sus sueños, sin ni siquiera darte cuenta que lo has hecho".