Todo está listo para mayo. El viaje será largo y cansador. Cerca de 800 kilómetros de manejo diarios por cinco días. Pero lo siente como si fuera su deber: planificar la ruta en detalle, fijar lugares de camping, mapear las estaciones de servicio, anotar requerimientos del clima, las necesidades de seguridad. En definitiva, categorizar cada fragmento del camino.
Un mes después tendrá que hacer el mismo recorrido, pero con 500 autos tras él.
Así será la travesía de Alberto Schmidt, quien junto a su esposa, Paulina Tanaka, y su hija, de dos años, realizarán próximamente para planificar la ruta que tomará en junio, junto a la mayor caravana de hinchas que se ha organizado en los últimos años. ¿El destino? Brasil. ¿El objetivo? Ir a apoyar a la selección en el próximo Mundial del Fútbol.
"Desde que supimos que Brasil sería sede, comenzamos con la idea de viajar, pero apenas la Selección clasificó, nos pusimos a organizar todo. La idea siempre fue hacerlo por tierra y con más gente, para poder tener mayor seguridad en el camino. Entonces creamos un grupo en Facebook, Caravana Santiago-Brasil 2014, y en pocos días ya teníamos cientos de seguidores", cuenta este empresario de 33 años.
En menos de seis meses, la página de la red social ya contaba con casi con seis mil liked, y 500 autos inscritos en un formulario que especifica las condiciones del viaje. En la plataforma, hinchas que no se conocen entre sí intercambian datos de todo tipo, discuten sobre logística e incluso se aconsejan sobre cómo construir sus propias camper, estructuras similares a una casa rodante, para tener un espacio seguro y techado donde dormir.
Punto importante a la hora de contar los 20 días y 9.400 kilómetros que contempla la aventura, que, según el cronograma definido, comenzará el sábado 7 de junio desde Santiago.
HINCHA AVENTURERO
Schmidt se declara un mochilero sin remedio. Desde muy joven comenzó su peregrinación por distintos países, vivió en Nueva Zelandia y desde que se casó da vida a su ritual en compañía de su pareja.
"Hemos recorrido cada rincón de Chile, viajado por Argentina, Brasil, Perú, hemos sido invitados a comunidades indígenas cerradas en Colombia y siempre con una mochila a cuestas. Pero nunca hemos hecho nada de la magnitud de esta caravana", cuenta.
Desde que se embarcó en este proyecto congeló la actividad de su empresa de construcción de stands, para dedicarse las 24 horas a la organización del viaje.
"Me siento muy contento de ver tanta gente que se ha sumado a la aventura, pero también me asusto por cargar con la responsabilidad de ser quien organiza y produce todo esto", confiesa.
Además, su trabajo logístico cuenta la construcción de su propia camper sobre una camioneta doble cabina. Si bien aún es sólo una estructura de madera, en ella se dispondrá un dormitorio, una sala de estar, cocina y baño.
LA TRAVESIA
"Me imagino pasando por la Alameda, con todos los autos en la caravana, con las calles y los edificios llenos de gente que sale a despedirnos con flores y guirnaldas, como sus representantes en Brasil para apoyar a la Selección", son los delirios con tintes heroicos de Schmidt sobre la travesía que, hasta el momento, congrega a cerca de dos mil personas.
Al menos, quiere cumplir el sueño de partir la travesía desde Plaza Italia. "Esperamos comenzar a gestionar las autorizaciones necesarias para reunir a los autos que parten de Santiago en ese punto", cuenta.
Además, buscará un acuerdo con el Servicio Nacional de Aduanas para agilizar los trámites de salida de todo el grupo en el Paso Los Libertadores.
La aventura comunitaria permitirá recorrer las tres sedes de los partidos de Chile en la fase grupal: Cuiabá, Río de Janeiro y Sao Paulo. Pero para llegar a Brasil, la caravana debe primero sortear los desafíos que encontrarán en los campos del norte de Argentina, en la selva amazónica de Paraguay y en los pantanos del Mato Grosso de Brasil.
"Ideamos la caravana para hacer la ruta en familia y de forma segura. Así, si alguno tiene un problema, desperfecto en el auto o contratiempo, siempre habrá alguien que lo pueda asistir rápidamente. También, contrataremos guardias de seguridad y compraremos woki toki para comunicarnos", asegura el empresario.
Según los cálculos del comité organizador, en el que ya trabajan regularmente unas cinco personas, cada vehículo gastaría cerca de $ 1.600.000, contando los gastos de combustible, comida, seguros y pequeños imprevistos.
¿Y qué gana Schmidt con esto? "Nada, sólo el placer de ir a ver jugar a la Selección en un mundial, vivir la fiesta y la alegría del fútbol y bueno, experimentar la mayor aventura de mi vida", puntualiza este fanático de la "Roja".