Es muy probable que en la última década sus discos no hayan protagonizado las listas que destacan lo mejor de cada temporada y que su música no asome entre lo más llamativo surgido en los primeros años del nuevo siglo.

Pero hay un puñado de méritos innegables en la trayectoria del grupo estadounidense 30 Seconds to Mars: con una fórmula que hermana melodías épicas con un look de adolescencia sufrida etiquetado como emo rock, el conjunto ha consolidado un sólido atractivo comercial y una intensa puesta en escena, tal como sucedió en su primera vez en el país, en la edición debut de Lollapalooza en 2011. Un triunfo apoyado en el carisma y la creciente reputación de su líder, el también actor Jared Leto.

Con esos pergaminos, los hombres de The Kill y Closer to edge ya cerraron su retorno, en lo que constituye su primer concierto en solitario en Chile: según oficializa la productora DG Medios, será el martes 7 de mayo, a las 21 horas, en el Movistar Arena. La venida es parte de una gira continental y, de algún modo, confirma la masiva popularidad del trío en el país, donde se han alzado como los mayores insignes del género .

Aunque ya cuentan con cuatro álbumes y una trayectoria inaugurada a fines de los 90, su espectáculo actual se basa en Love, lust, faith and dreams, su última entrega, aparecida en mayo pasado y donde, según han declarado los propios músicos, se intentaron alejar del rock con tintes más alternativos e industriales de sus entregas pasadas para apostar por texturas emparentadas con el pop y la electrónica. Para concretar el giro trabajaron con Steve Lillywhite, uno de los productores más cotizados de las últimas décadas, hábil a la hora de concebir productos estimulantes en lo artístico, pero también seductores en lo comercial, como The Killers o U2.

En la cima actoral

Más allá del último título de su agrupación, Leto ha disfrutado de un 2013 lleno de elogios a su trabajo actoral. ¿La razón? La cinta Dallas Buyers Club, del director Jean-Marc Vallée, estrenada en noviembre y basada en la historia de Ronald Woodroof, un electricista homofóbico que en los 80 fue diagnosticado de sida y que comienza a explorar nuevas medicinas para tratar su condición. El papel central está a cargo de Matthew McConaughey, mientras que el cantante interpreta a un transexual llamado Rayon, lo que obligó a que ambos se sometieran a profundos cambios físicos.

Por ejemplo, el músico llegaba todos los días al set vestido de mujer. "Si estás interpretando a un transexual drogadicto muriendo de sida que usa un dialecto, con todas esas circunstancias y condiciones emocionales, no entiendo cómo puedes dejar todo eso de lado cuando alguien dice 'Corte'", comentó.

Con Rayon, el actor vuelve a la carrera con la que debutó en la pantalla chica con El mundo de Angela (1994), tras cuatro años de ausencia, debido precisamente a su vida con 30 Seconds to Mars. Pero la espera valió la pena: gran parte de los medios especializados, como Variety y Hollywood Reporter, han difundido elogiosas críticas a la labor de ambos actores, proyectando que los dos podrían estar nominados a los próximos premios Oscar junto a la misma película.