Histórico

La batalla que aún debe dar el tabaco cubano para volver al mercado de EEUU

Por la normativa estadounidense vigente los productores de habanos deberán realizar un trámite que puede tardar al menos dos años.

En una escena de la película Perfume de Mujer (1992) el ciego y retirado teniente coronel Frank Slade (interpretado por Al Pacino) manda a Charlie Simms (Chris O'Donnell) -para sacarlo del hotel donde se hospedan en Nueva York y así tener tiempo para suicidarse, algo que finalmente no concreta- a que le vaya a comprar aspirina y dos puros Montecristo N°1. Slade le explica al joven que esos cigarros no se venden en los kioscos de diarios como los demás cigarrillos, sino que debe ir a Dunhill entre la calle 50 y la Quinta, y ahí deberá preguntar por Arnold y decirle que son para el coronel, que él sabrá.

Lo que no sabía el inexperto Simms era que desde los años 60 los estadounidenses aficionados a fumar puros fabricados en Cuba (los habanos) han tenido que recurrir a una amistad que viaje al extranjero o definitivamente a un dealer, como Arnold, para obtener estos preciados cigarros de contrabando. Eso debido a la vigencia del embargo contra Cuba que convirtió en un acto ilegal tan solo poseer uno de esos tabacos en Estados Unidos.

Con el deshielo y el restablecimiento de las relaciones entre La Habana y Washington, parecería que el fin de esa prohibición estuviese a la vista. Por una orden ejecutiva, el Presidente Barack Obama autorizó en enero de 2014 que los estadounidenses que viajen a la isla puedan regresar a su país con habanos para su consumo personal, eso sí con un límite de US$ 100 (entre puros y ron). Y considerando que una caja de tabacos de primera calidad cuesta entre US$ 200 y US$ 500, no es mucho.

Para nadie es un misterio que el embargo contra la isla tiene los días contados, pero para desgracia de los fumadores de habanos por un tiempo el tabaco seguirá siendo una fruta prohibida. Aunque se pusiera fin hoy mismo a lo que el gobierno castrista llama el "bloqueo", probablemente los puros cubanos -los Montecristo, Cohiba, Partagás, Romeo y Julieta, H. Upmann, entre otros- llegarían al mercado estadounidense recién dentro de dos años.

Por las normas vigentes desde febrero de 2007, la Dirección de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA) exige que los nuevos puros que deseen entrar al mercado norteamericano deberán presentar informes detallados de sus ingredientes y el proceso de fabricación o manufactura, tal como lo tienen que hacer los cigarrillos.

La FDA calcula que el proceso de solicitud que deben cursar los fabricantes de cigarros debe durar -así lo definen- unas 1.700 horas, aunque la industria tabacalera habla de hasta 5.000 horas. Lo que en definitiva el informe completo podría tardar dos años. Eso a pesar de que algunos habanos tuvieron presencia en el mercado estadounidense antes del embargo. Eso porque la FDA no reconoce en las nuevas normas productos que se vendieron en las décadas de 1950 y 1960.

"El gobierno dice y se desdice. A la vez que desarrollamos una mejor relación con Cuba, prohibimos su producto más famoso", aseguró Bryan Haynes, socio del bufete de abogados Troutman Sanders, de Atlanta, que representa a compañías tabacaleras, citado por el diario Tampa Bay Times.

Así, si se levantara el embargo en 2017 y si Habanos -la empresa tabacalera estatal cubana- comenzara el proceso ante la FDA en ese instante, los puros provenientes de la isla podrían venderse recién en 2019.

Pero el sector de los habanos torcidos de primera calidad, categoría en la que están mayoría de los tabacos cubanos, estarían intentando que las autoridades norteamericanas los eximan de las normas. Eso considerando que usan solo tabaco puro, sin ninguna sustancia química adicional. De hecho, reclaman que los puros de alta reciban el mismo trato que los cigarrillos comunes.

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