Por la cabeza del Rey
Un autogol de Arturo Vidal, luego de ser noticia durante toda la semana por un presunto nuevo escándalo extradeportivo, asfalta el triunfo de Paraguay en el Estadio Monumental
La pelota sobrevuela el corazón del área. Corre el minuto 24 de partido en el Estadio Monumental y Arturo Vidal se eleva, con su poderío de salto habitual, para conectar el esférico con la cabeza. Se encuentra completamente solo, como tantas otras veces, en las proximidades del punto penal. Su testarazo termina alojándose en el ángulo de la portería, pero en cuanto el balón toca las redes, Gary Medel se echa las manos a la cabeza con un alarmante rictus de sorpresa grabado en su rostro. Es autogol del Rey Arturo. El tercero de su carrera y el segundo en unas Eliminatorias tras el protagonizado en octubre de 2009 en Medellín, en el triunfo chileno por 2-4 frente a Colombia que certificó la clasificación de la Roja al Mundial de Sudáfrica. Pero éste llega en el peor momento de todos. En una semana marcada en el calendario particular del jugador como la semana de la vendetta.
Y mientras los futbolistas del conjunto paraguayo festejan su golpe de suerte, el centrocampista del Bayern de Múnich dialoga enojado con Claudio Bravo, tratando probablemente de dirimir responsabilidades en la acción. La selección guaraní, esa a la que tantas ganas le tenía, se pone en ventaja con un tanto en propia meta suyo. Es su segunda noche negra en un intervalo de apenas tres días, luego del escándalo propiciado tras su presunta participación en una desenfrenada fiesta en el casino el martes.
Y eso que hasta la llegada de la desafortunada acción (que para colmo había venido precedida de una infracción cobrada en contra de la Roja cuando el verdadero destinatario de la falta había sido precisamente Vidal), todo marchaba como siempre. El futbolista había tenido un desempeño discreto (como la mayoría de sus compañeros durante los primeros 45 minutos en Macul), pero lo había compensado con su característico despliegue físico y su solidaridad defensiva al servicio del equipo.
Pero la cabeza, esta vez, le había jugado una mala pasada al Rey. La misma que habían padecido en este mismo proceso clasificatorio al Mundial las selecciones de Paraguay, Colombia y Perú, condenaba ahora a su equipo.
La llegada del segundo tiempo no muestra, sin embargo, la imagen de un Vidal derrotado sobre la cancha. El Rey no acostumbra a esconderse y merodea constantemente por las inmediaciones del área rival, situado casi como un segundo delantero, en busca del tanto de la redención. Casi conecta un certero cabezazo en el 52. Prueba fortuna con un disparo lejano, sin éxito, en el 60, pero desde el 54 la Roja pierde por 0-2. El infortunio, que comenzó con su autogol, parece dictar ahora los crueles designios de la selección chilena.
"Cuando nos ganaron (Paraguay) celebraron como si hubieran ganado la Copa del Mundo", había denunciado esta misma semana Vidal, en relación al triunfo conquistado por el cuadro guaraní ante Chile en estas mismas Eliminatorias en el Defensores del Chaco. Una denuncia que escondía una promesa de revancha, pero que nunca pudo materializarse. Y a falta de cinco minutos para el pitazo final, el volante, que yace ahora en el suelo tras un choque con el arquero Silva, comienza a tomar conciencia de ello. Y en el tiempo de adición recibe una cartulina amarilla, en medio de la desesperación, a modo de despedida.
No ha sido su noche. Tampoco la de Chile. En una acción desafortunada el Rey perdió el norte. Y la Roja tres importantes puntos.
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