Que el Papa Francisco haya llamado a realizar un minuto de silencio durante la eucaristía en Temuco fue una sorpresa, pero no una casualidad. El Pontífice recibió, meses antes, un documento escrito por diversas organizaciones que trabajan en defensa de los derechos humanos en el país y en la Región de La Araucanía.
Esta carta fue enviada en primera instancia en noviembre del año pasado al obispo de Temuco, Héctor Vargas, quien consideró oportuno reenviarla a través de conductos oficiales al Vaticano. Carlos Oliva, presidente de la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos y Ejecutados Políticos de Temuco, contó que "nosotros le pedimos al obispo que cambiara el lugar, porque estaba pasando inadvertido que la misa se iba a realizar en un sitio que fue un centro de detención y tortura".
Además, Oliva contó que el obispo "nos dio las respuestas obvias formales: que había poco tiempo, que no había muchos lugares (...), pero también se comprometió a enviarla al Vaticano, para que el Papa estuviera al tanto de esa inquietud y supiera la historia del lugar donde iba", dijo.
La respuesta por parte del Pontífice fue positiva, pues recordó lo ocurrido en la actual Base Maquehue respecto del tema de los DD.HH.
"En este contexto de acción de gracias por esta tierra y por su gente, pero también de pena y dolor, celebramos la eucaristía; lo hacemos en este aeródromo de Maquehue, en el cual tuvieron lugar graves violaciones de derechos humanos", expresó el Papa en Temuco.
En torno a esto, el presidente de la Agrupación de familiares de DD.DD. de la zona, dijo que "nos habría gustado que no se realizara ahí la ceremonia, pero sentimos que de alguna manera fuimos escuchados, lo que no sucede comúnmente con nuestra asistencia a ciertos eventos.