Era obligación. La UC tenía que vencer a Universidad de Concepción. El premio de alcanzar la punta de manera transitoria y así presionar a Iquique ameritaba el máximo de los esfuerzos.

Y los cruzados lo entendieron. Ante el Campanil, volvieron a ser ese equipo agresivo y punzante que no fueron a mitad de semana en Copa Chile, frente a Colo Colo. El regreso de César Fuentes, que empuja desde el medio, apoya en los avances y retrocesos del equipo y, sobre todo, cubre de buena manera los espacios a la espalda de Enzo Kalinski cuando éste se adelanta, fue fundamental en ese sentido.

El equipo de Mario Salas jugó unos primeros quince minutos de alta intensidad. Plasmando en el juego las diferencias abismales que existen entre un equipo que pelea el título y otro que no sabe bien ni a qué juega. La visita nunca estuvo a la altura y, desde el primer minuto, los sureños se vieron sobrepasados en todos los sectores de la cancha.

Católica empujaba y hacía daño. Penetraba por el medio y también por las bandas. Los laterales, a diferencia de lo que ocurrió ante los albos el pasado miércoles, esta vez sí cruzaron la mitad de manera constante para generar superioridad en ofensiva.

Recién se jugaban 11 minutos cuando Nicolás Castillo adelantaba a la UC en el marcador mediante lanzamiento penal.

Premio justo, pero nocivo. Tras el gol, el equipo de Mario Salas bajó la intensidad. La mezquina propuesta del rival invitó al relajo. O a bajar un poco la intensidad para manejar los tiempos. Corriendo menos que en el inicio, los de Las Condes siguieron dominando. El visitante, de buena propuesta defensiva, pero con muchísimas falencias en el funcionamiento y muy pocas ideas en ofensiva, en el primer lapso apenas se acercó sobre el arco de Toselli.

El segundo tiempo fue de puro trabajo. La UC no pudo controlar el partido con la comodidad de la primera mitad. Y los de Francisco Bozán, con el orgullo herido quizás, comenzaron a jugar con mayor coordinación. Sería suficiente para forzar un par de buenas intervenciones del arquero cruzado.

No habría más chances para el Campanil. La UC, aunque sin la claridad de otros momentos, se fue adelante y amplió la ventaja. Parot encontró un rebote cerca del área y clavó un zurdazo al ángulo. 2-0 y algarabía cruzada.

Los estudiantiles cumplen con su obligación y se quedan, de momento, con la punta del torneo. A la espera de lo que haga hoy Deportes Iquique, que deberá sumar tres puntos en Antofagasta si quiere seguir con la primera opción al título.

Los de Mario Salas suman un triunfo en su último partido como local del año. También esperanza e ilusión. El bicampeonato está cada vez más cerca y en el inconsciente colectivo del pueblo cruzado ya está instalada la idea de coronar un 2016 histórico. Lo sabe Salas, lo saben los jugadores, los dirigentes y también la gente.

Por lo mismo, ahora menos que nunca se puede fallar. La próxima semana tocan precisamente los iquiqueños. Y será, más allá de las frases hechas de siempre, una verdadera final.