La selección chilena nunca le ha ganado a Argentina como visita. En partidos oficiales ni en amistosos. Jamás. Esa es la realidad. ¿Será hoy la oportunidad de que consiga por primera vez un triunfo que ha sido esquivo por tantos años? Nadie lo sabe. Lo único cierto, de antemano, es que la generación dorada del fútbol nacional ha demostrado ser capaz de romper la historia, de reescribirla a su favor. Y no sólo en una, sino que en varias ocasiones.
Por eso, el duelo de esta noche es una gran invitación, una nueva chance para seguir acostumbrando al país a la gloria. Los jugadores lo saben, los hinchas lo saben. La Albiceleste misma lo sabe. Las dos finales de Copa América son antecedentes importantes. En los momentos de máxima tensión, la Roja desbordó jerarquía y oficio. No es casualidad que se adjudicara ambos trofeos en la definición por penales, o que jugara mejor que su rival, incluso, después de haber sufrido la expulsión de una de sus figuras, Marcelo Díaz, en Estados Unidos. No. Este grupo está preparado para luchar y mientras más imposible parezca el desafío, más se agiganta.
Y el desafío de hoy es, justamente, de aquellos que parece imposible, porque si vencer a la Albiceleste ya es de por sí complejo, lo es más si no está Arturo Vidal, el mejor futbolista chileno de la historia, tal vez. Y si a la ausencia del Rey se le suma la de Carepato, el motor del mediocampo, el que maneja los tiempos, el panorama se pone cuesta arriba.
Sin embargo, la confianza en este equipo está por sobre todas las cosas. La hinchada lo siente así. ¿Por qué no? ¿Acaso no lo ha demostrado esta Selección? "Vamos a salir a competir. Estoy seguro de que obtendremos un buen resultado", afirmó el técnico Juan Antonio Pizzi. El hispano-argentino ya mostró sus cartas. Pablo Hernández -a quien elogió latamente- será el reemplazante del Rey y Francisco Silva suplirá al volante del Celta de Vigo. Ambos tendrán funciones tanto ofensivas como defensivas.
En la última práctica previa al partido, realizada durante la mañana de ayer en Juan Pinto Durán, Macanudo definió la táctica para doblegar al conjunto dirigido por Edgardo Bauza: tapar las bandas, dejar sin acción a los punteros Lionel Messi y Ángel di Maria e impedir el paso de los laterales Gabriel Mercado y Emmanuel Más. "Marcamos de dos en dos, para allá y para acá", instruía el seleccionador. La idea es atosigarlos, encerrarlos, inducir al error, quitar el balón, salir rápido a través del Tucu y terminar la jugada. Luego, Alexis Sánchez, Eduardo Vargas y José Pedro Fuenzalida tendrán que impedir la salida limpia de la Albiceleste en Núñez.
"Hemos planificado cómo contrarrestar el colectivo. Estamos conscientes de sus individualidades, pero lo que hay que atacar es el funcionamiento conjunto", advirtió el adiestrador de la selección chilena, que en tres partidos no le ha podido ganar en el tiempo real de juego a la Argentina de Leo. Hoy puede ser la primera vez.
En el camarín de la Roja hay confianza de sobra. Lo refleja el propio Pizzi, quien dice que no firma el empate, que van por el triunfo, pero con inteligencia: "Tenemos que saber cuándo atacar y cuándo defender". Es difícil, pero para este equipo no hay imposibles. Son las ventajas de tener una generación dorada.