Cuando se pensaba que el fervor popular visto en Perú ayudaría a opacar cualquier otro asunto, el tema del obispo Juan Barros volvió a reflotar en la gira del Papa Francisco. El responsable de ello: el arzobispo de Boston, Sean Patrick O'Malley. A través de un comunicado, el principal asesor de Francisco en el tema del combate a la pedofilia en la Iglesia se atrevió a criticar en público los dichos del Pontífice en Chile sobre los abusos. A su juicio, las palabras del Papa sobre el obispo Barros fueron "fuente de gran dolor para los sobrevivientes de abuso sexual".
Ya con el Papa de vuelta en el Vaticano, algunos expertos explicaron a La Tercera el impacto que las declaraciones del cardenal O'Malley podrían haber tenido en el pedido de perdón efectuado ayer por el Pontífice a bordo del avión papal, tras sus dichos sobre Barros.
"El Papa obra siempre en conciencia. Las declaraciones de O'Malley y otras de su entorno de máxima confianza, que le llegaron en privado, le hicieron ver que, como dijo en la entrevista del avión, había utilizado una palabra no adecuada: la palabra prueba. Y que debería haber hablado de 'evidencias'", comentó a este medio el vaticanista español José Manuel Vidal, director del portal Religión Digital.
Una opinión similar tiene Austen Ivereigh, periodista británico y autor de la biografía papal El Gran Reformador: Francisco, Retrato de un Papa Radical. "Es evidente que el comunicado de O'Malley fue coordinado con el Papa. La aclaración de Francisco destaca que no hay diferencia en esto entre él y el cardenal. Es decir, uno no puede juzgar a una persona culpable sin evidencia, pero eso no significa que toda acusación sin prueba sea falsa o efectuada con la intención de mentir", sostiene Ivereigh.
Consultado sobre las razones que llevaron a O'Malley a publicar su crítica declaración en momentos en que el Papa visitaba Perú, Vidal es categórico: "El estar muy cerca de las víctimas y saber, de inmediato, que esas declaraciones iban a escocer e iban a ahondar más la brecha entre el Papa y las víctimas de abusos del clero". "Además, en este y en otros temas, la sintonía entre O'Malley y el Papa es total", asegura.
Una sintonía que quedó de manifiesto en la decisión del Papa Francisco de nombrar a O'Malley a la cabeza de la Pontificia Comisión la Protección de los Menores, instituida en marzo de 2014.
O'Malley es un firme partidario de la política de "tolerancia cero" y ha sido punta de lanza contra la pedofilia durante los mandatos de tres Papas: Juan Pablo II y Benedicto XVI, del que fue hombre de confianza, y ahora con Francisco.
Con fama de "apagaincendios", al capuchino de origen irlandés le correspondió arreglar el problema de los abusos sexuales de menores en Fall River, Massachusetts, en 1992; en Palm Beach, Florida, en 2002, y en Boston, en 2003. Benedicto XVI también le encomendó inspeccionar los seminarios de Irlanda.
Asimismo, O'Malley integra el grupo de nueve cardenales que asesora al Papa Francisco en la reforma de la Curia, comisión que se creó en 2013. Además, tras la renuncia de Benedicto XVI, fue considerado papable.