Durante la misa celebrada hoy en la mañana por el Papa Francisco en la Basílica de San Pedro había una chilena, Marisol Silva. La mujer que lleva 17 años en Roma fue una de las 49 personas seleccionadas para cargar la bandera de los países representados en la ceremonia, la que reunió a cerca de 10 mil personas. Silva reconoció a La Tercera la "emoción" que significó participar durante la misa y estar cerca del Papa.

"Yo lo había visto en el Angelus, en la Plaza San Pedro, pero nunca había estado tan cerca", aseguró Silva, quién fue seleccionada porque participa desde hace años en la Misión de migrantes hispanoamericanos en Roma. "Yo me vine a Roma por tres meses como el 2000 o 2001 a ver a una amiga, pero finalmente me quedé", cuenta esta profesora de historia, que creció en un hogar de menores en Santiago y que hoy asegura sentirse plenamente integrada en Italia.

Silva fue una de los cerca de 2000 inmigrantes latinoamericanos que participaron en la misa celebrada por el Papa, la comunidad más numerosa junto a la filipina. Durante la misa, el Papa pidió dejar de lado las desconfianzas y ayudar a la integración de los inmigrantes. "A veces las comunidades locales temen que los recién llegados alteren el orden constituido (...). Estos temores son legítimos, basados en las dudas, eso no es un pecado, el pecado es que esos temores determinen nuestras decisiones y nuestras elecciones", aseguró Francisco.

Poco después de terminada la ceremonia, el Papa envió su tradicional mensaje del Angelus en la Plaza San Pedro, donde reiteró su mensaje a la acogida de los inmigrantes y también pidió brevemente a los presentes que recen por él en el viaje que inicia mañana. "Mañana iré a Chile y Perú. Espero me acompañen con sus oraciones durante el viaje", pidió el Papa.